"La filosofía no es el arte de consolar a los tontos ... su única tarea es la búsqueda de la verdad y destruir prejuicios."

De Afrodita a Venus




En la mitología griega, Afrodita es la diosa del amor, el sexo y la belleza. Sus poderes son inmensos: protege a los esposos, fecunda los hogares y está presente en los partos. También simboliza la pasión desencadenada que destruye las uniones legítimas e incita a los mortales a toda clase de voluptuosidades y vicios. Sus atribuciones son los secretos de las doncellas, las sonrisas, los engaños, el placer, el amor y la dulzura.

Culto

El epíteto Afrodita Acidalia fue ocasionalmente añadido a su nombre, por la fuente que usaba para bañarse, situada en Beocia (Virgilio I, 720). También era llamada Cipris o Cipria (Kypris) y Citerea (Cytherea) por sus presuntos lugares de nacimiento en Chipre y Citera, respectivamente. La isla de Citera era un importante centro de su culto. Fue asociada con Hesperia y era frecuentemente acompañada por las Oréades, las ninfas de las montañas.

Afrodita tenía sus propios festivales, las Afrodisias, que se celebraban por toda Grecia pero particularmente en Atenas y Corinto. En Corinto, las relaciones sexuales con sus sacerdotisas eran consideradas un método de adoración a Afrodita.

Afrodita estaba asociada y era con frecuencia representada con delfines, palomas, cisnes y los árboles de granadas y limas.

Su equivalente romana es Venus. Sus homólogas eran Ishtar en la mitología mesopotámica, Ashtart (Astarté en griego canónico) en la sirio-palestina y Turan en la etrusca.

Venus es llamada con frecuencia con el epíteto Venus Ericina ("del brezo") por el monte Erice (Sicilia), uno de los centros de su culto.

Nacimiento

La "surgida de la espuma" Afrodita nació de la espuma del mar cerca de Pafos (Chipre) después de que Cronos cortase los genitales a Urano, su padre, y la sangre y el semen de éste cayese al mar. Así, Afrodita es de una generación anterior a la de Zeus. En La Ilíada (libro V) aparece otra versión sobre su origen, según la cual era considerada hija de Dione, quien era la diosa oracular original ("Dione" significa simplemente "la diosa", siendo etimológicamente equivalente a "Diana") en Dodona. Según Homero Afrodita, aventurándose en batalla para proteger a su favorito Eneas, fue herida por Diomedes y volvió con su madre, postrándose de rodillas para ser reconfortada. "Dione" parece ser equivalente a Rea, la Madre Tierra, a quien Homero trasladó al Olimpo. Tras esta historia, Afrodita misma fue llamada a veces "Dione". Una vez que Zeus hubo usurpado el oráculo robledo de Dodona, algunos poetas lo tuvieron por padre de Afrodita.

El principal centro de adoración a Afrodita permaneció en Pafos, cerca de la costa siria, donde la diosa del deseo había sido adorada desde mucho tiempo atrás como Ishtar y Astarté. Se dice que desembarcó tentativamente primero en Citera, un lugar de parada para el comercio y la cultura entre Creta y el Peloponeso. Así quizás tengamos pistas del camino del culto original a Afrodita desde el Levante hasta el continente griego.

Platón consideraba que Afrodita tenía dos manifestaciones, reflejando ambas historias: Afrodita Urania ("del cielo"), y Afrodita Pandemos (común, "del pueblo"). Según Platón estas dos manifestaciones representaban su papel en la homosexualidad y la heterosexualidad, respectivamente (siendo la primera más divina para Platón).

Alternativamente, Afrodita era una hija de Talasa (pues había nacido del Mar) y Zeus.

Vida adulta

Matrimonio con Hefestos
Debido a su inmensa belleza, Zeus tenía miedo de que Afrodita fuera la causa de violencia entre los otros dioses. Por ello la casó con Hefestos, el severo y malhumorado dios de la herrería. Hefestos estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería, incluyendo un cinturón que la hacía incluso más irresistible para los hombres. La infelicidad de Afrodita con su matrimonio hizo que buscase la compañía de otros, normalmente Ares (con quien engendró a Eros y Anteros), pero también con Dioniso, Hermes y Poseidón. Y no sólo se contentaba con el amor de los dioses: también sucumbieron a ella muchos mortales humanos. De su unión con el troyano Anquises nació Eneas, y amó apasionadamente a Adonis.

Una vez Hefestos atrapó ingeniosamente a Ares y Afrodita con una red de finas cadenas que había dispuesto sobre el lecho para que cayeran al más mínimo contacto. Entonces llamó a todos los demás dioses olímpicos para burlarse de ellos, algún dios desenfadado comentó que no le habría importado sentir tal vergüenza. Hefestos no los liberó hasta que prometieran terminar su romance, pero ambos escaparon tan pronto como levantó la red y no mantuvieron su promesa.

Afrodita y Psique

Afrodita estaba celosa de la belleza de una mujer mortal llamada Psique. Pidió a Eros que usara sus flechas doradas para hacer que Psique se enamorase del hombre más feo del mundo. Eros accedió pero terminó enamorándose él mismo de Psique, o puede que se pinchase con una flecha dorada por accidente. Mientras tanto, los padres de Psique estaban preocupados por mantener soltera a su hija. Consultaron un oráculo que les dijo que ella no estaba destinada a ningún amante mortal, sino a un monstruo que vivía en la cima de cierta montaña. Psique se resignó a su destino y subió a la cumbre de la montaña. Allí Céfiro, el viento del oeste, la bajó flotando suavemente hasta una cueva de la montaña. Psique entró y se sorprendió de hallarla llena de joyas y adornos. Eros le visitaba cada noche en la cueva y hacían el amor. Le pidió solo que no encendiese jamás ninguna lámpara porque no quería que Psique supiera quién era (sus alas le hacían inconfundible). Sus dos hermanas, celosas de ella, la convencieron para encender una lámpara de noche mientras él dormía y Psique así lo hizo, reconociéndole al instante. Una gota de aceita caliente cayó de la lámpara al pecho de Eros y éste se despertó y huyó volando.

Cuando Psique contó a sus celosas hermanas mayores, éstas se regocijaron secretamente y cada una de ellas fueron por separado a la cima de la montaña e hicieron como Psique les había dicho para entrar en la cueva, esperando que Eros las preferiría a ellas. Céfiro no las cogió y murieron a caer hasta la base de la montaña.

Psique buscó a su amante por buena parte de Grecia, tropezando finalmente con un templo a Deméter, donde el suelo estaba cubierto de montones de grano mezclado. Empezó a ordenar el grano en montones ordenados y, cuando hubo terminado, Deméter le habló, diciéndole que la mejor forma de encontrar a Eros era buscar a su madre, Afrodita, y ganarse su bendición. Psique encontró un templo a Afrodita y entró en él. Afrodita le asignó una tarea similar a la templo de Deméter, pero le dio un plazo imposible de cumplir. Eros intervino, pues aún la amaba, e hizo que las hormigas ordenaran el grano por ella. Afrodita se enfureció por este éxito de Psique y le dijo que fuese a un campo donde pastaban unas ovejas doradas y consiguiese lana de oro. Psique fue al campo y vio las ovejas, pero fue detenida por el dios del río que tenía que cruzar para llegar al campo. Éste le dijo que las ovejas eran malas y crueles y podían matarla, pero que si esperaba hasta mediodía, las ovejas irían a buscar la sombra en el otro lado del campo y se dormirían, y que entonces podría coger la lana enganchada en las ramas y la corteza de los árboles. Psique así lo hizo y Afrodita se enfureció todavía más al ver había sobrevivido y superado su prueba. Por último, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar a Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero, el perro de tres cabezas, con un pastel dulce de miel y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. Una vez allí, Perséfone le ofreció un banquete pero Psique lo rehusó, sabiendo que éste la mantendría en el inframundo para siempre.

Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma. Dentro estaba un "sueño estigio" que la sorprendió. Eros, que le había perdonado, voló hasta su cuerpo y la curó, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique.

Adonis

Afrodita era la amante de Adonis y tomó parte en su nacimiento. Instó a Mirra o Esmirna a cometer incesto con su padre, Tías, el rey de Asiria. Otra versión dice que el padre de Mirra era Ciniras de Chipre. La niñera de Mirra le ayudó en su plan. Cuando Tías descubrió lo que había pasado, montó en cólera, persiguiendo a su hija con un cuchillo. Los dioses la transformaron en un árbol de mirra y finalmente Adonis brotó de este árbol. Alternativamente, fue Afrodita quien convirtió a Mirra en árbol y Adonis nació cuando Tías le disparó con una flecha o cuando un jabalí usó sus colmillos para arrancar su corteza.

Cuando Adonis nació, Afrodita lo tomó bajo su protección, seduciéndole con la ayuda de Helena, su amiga, y fue hechizada por su belleza sobrenatural. Afrodita se lo dio a Perséfone para que lo cuidara, pero ésta también quedó asombrada por su belleza y rehusó devolvérselo. La discusión entre las dos diosas fue resuelta por Zeus o Calíope, quien decidió que Adonis pasase cuatro meses con Afrodita, cuatro con Perséfone y los cuatro restantes del año con quien él eligiera. Adonis siempre escogió a Afrodita porque Perséfone era la diosa fría e insensible del inframundo.

Adonis fue finalmente asesinado por un celoso Ares.

El juicio de Paris

Tanto los dioses y diosas como diversos mortales fueron invitados a la boda de Peleo y Thetis (que luego serían padres de Aquiles). Sólo la diosa Eris (Discordia) no fue invitada, pero apareció con una manzana dorada con la palabra kallisti ("para la más hermosa") inscrita, que arrojó entre las diosas. Afrodita, Hera y Atenea reclamaron para sí la manzana, y la disputa terminó llegando a Paris, el más hermoso de los mortales. Hera intentó sobornarle con un reino de la tierra, mientras Atenea ofreció gran destreza militar, pero Afrodita terminó siendo declarada la más bella cuando ofreció a Paris la más hermosa mujer mortal como esposa. Esta mujer era Helena, y su rapto por Paris desembocó en la Guerra de Troya.

Pigmalión y Galatea

Pigmalión era un escultor solitario que fabricó una mujer de marfil y la llamó Galatea. Rezó a Afrodita, la diosa de la belleza y el amor, quien se apiadó del artista, enfermo de amor, y dio vida a la exquisita escultura. Pigmalión amó a Galatea y estuvieron pronto se casados.

Otras historias
En una versión de la historia de Hipólito, Afrodita era el catalizador de su muerte. Hipólito desdeñó el culto de Afrodita por el de Artemisa y, en venganza, Afrodita provocó que su madrastra, Fedra, se enamorase de él, sabiendo que Hipólito la rechazaría. En la versión más popular de la historia, Fedra buscaba venganza contra Hipólito suicidándose y dejando una nota en la que contaba a Teseo, su marido y padre de Hipólito, que ésta la había violado. Teseo entonces mató a su propio hijo antes de que Artemisa le dijese la verdad.

El rey Glauco de Corinto enfadó a Afrodita, quien hizo que sus caballos enfureciesen durante los juegos funerarios en honor al rey Pelias, y le despedazasen. Su fantasma asustaba supuestamente a los caballos durante los juegos ístmicos.

Afrodita era con frecuencia acompañada por las Carites.

En el libro III de La Ilíada de Homero, Afrodita salva a Paris cuando está a punto de ser asesinado por Menelao.

Afrodita era muy protectora con su hijo, Eneas, quien luchó en la Guerra de Troya. Diomedes estuvo a punto de matar a Eneas en batalla pero Afrodita le salvó. Diomedes hirió a Afrodita y ésta dejó caer a su hijo, volando al monte Olimpo. Entonces Eneas fue envuelto por una nube creada por Apolo, quien le llevó a Pérgamo, un lugar sagrado de Troya. Artemisa curó allí a Eneas.

Convirtió a Abas en piedra por su arrogancia.

Convirtió a Anaxarete en piedra por reaccionar tan desapasionadamente a las súplicas de Ifis para amarla, incluso tras el suicidio de éste.

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