"La filosofía no es el arte de consolar a los tontos ... su única tarea es la búsqueda de la verdad y destruir prejuicios."

Sobre la belleza


La belleza impone incesantemente en nosotros su presencia. Tan es así que Agustín de Hipona llegó a preguntarse si amamos por ventura algo fuera de lo bello. Pero, qué es lo bello; qué nos atrae y aficiona hacia lo hermoso. “La belleza es difícil”, afirmaba Platón: por qué un cuerpo humano es hermoso y otro no lo es; por qué un paisaje golpea dulcemente y otro causa agria repulsa; por qué una pintura atrae y otra ocasiona rechazo; por qué algunas composiciones musicales, poéticas, arquitectónicas, escultóricas nos hacen exclamar “¡qué bello!”, mientras tantas otras pasan desapercibidas o sencillamente desagradan; ¿qué es lo que nos atrae y aficiona a las cosas que amamos? Porque, ciertamente, si no hubiese en ellas alguna gracia y hermosura, de ningún modo nos atraerían hacia sí.

La belleza impone incesantemente en nosotros su presencia. Tan es así que Agustín de Hipona llegó a preguntarse si amamos por ventura algo fuera de lo bello. Pero, qué es lo bello; qué nos atrae y aficiona hacia lo hermoso. “La belleza es difícil”, afirmaba Platón: por qué un cuerpo humano es hermoso y otro no lo es; por qué un paisaje golpea dulcemente y otro causa agria repulsa; por qué una pintura atrae y otra ocasiona rechazo; por qué algunas composiciones musicales, poéticas, arquitectónicas, escultóricas nos hacen exclamar “¡qué bello!”, mientras tantas otras pasan desapercibidas o sencillamente desagradan; ¿qué es lo que nos atrae y aficiona a las cosas que amamos? Porque, ciertamente, si no hubiese en ellas alguna gracia y hermosura, de ningún modo nos atraerían hacia sí.

En la antigüedad griega Policleto fijó un canon que hizo consistir la belleza en la proporción del cuerpo humano como correspondiente a siete veces y media la altura de la cabeza; en el renacimiento, Vitrubio hizo consistir la belleza en general en la proporción armónica de las partes. Fue a partir de un estándar de belleza del cuerpo humano que se pasó a un metro de la belleza en general donde la condición para ser tal sería la proporción y la armonía siempre materiales. Hoy, la dictadura de las opiniones comunes sintonizaría amigablemente con aquellos criterios permitiendo a muy pocos identificar la belleza con algo que no fuese la apariencia externa del cuerpo humano. ¿Y es que acaso se puede negar la belleza que hay en algunos de ellos? Ciertamente no pero es que tampoco lo es todo.

La belleza física es efímera y por tanto imperfecta. Lo bello, lo auténticamente bello, no muere sino que se convierte en otra cosa bella.

¿Qué es la belleza? La belleza es la marca que suele sonreír con esplendor en la bondad, en la verdad y en el amor que hay en las obras que hacemos. ¿Y los cuerpos humanos? No es falso que hay cuerpos humanos armónicos y proporcionados que impresionan y podemos catalogar como hermosos. Mas no podemos permanecer en un miramiento material de lo bello. Si somos capaces de captar la belleza de un acto de amor como el antes mencionados, debemos esforzarnos por dar el paso de lo meramente exterior a la realidad profunda que capta el espíritu, lo que captamos dentro de nosotros; así estaremos más preparados de percibir toda verdad, bondad y amor que, en suma, llevan la impronta de la belleza que nunca caduca.

Porque la belleza, hermana de la Verdad, arte puro y enemiga de lo artificioso, es fuerza y gracia unida en simplicidad, nos salvará. Nos salvará porque nos ayudará a discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, entre lo lícito y lo ilícito… ¿Quién no sucumbe ante la belleza de dos esposos que se abren a la vida en el respeto, comparten en familia y unidad lo próspero y lo adverso, la salud y la enfermedad? ¿Quién no se arrodilla ante el misterioso milagro de la vida? ¿Quién no se conmueve con la beldad de la inocencia, la dependencia y la necesidad de protección de un recién nacido? ¿Quién es capaz de no captar la belleza de una vocación a la vida consagrada nacida en el jardín de la juventud generosa? ¡¿Quién puede negar que la belleza exista?! Buen remate dio Cervantes cuando escribió: “La hermosura que se acompaña con la honestidad es hermosura, y la que no, no es más que un buen parecer”. Ahí el detalle. Quien busque con honestidad la belleza será capaz de verla con los ojos del alma. Y esos mismos ojos, indefectiblemente, le llevarán al autor; a ese autor que no tuvo apariencia humana en su pasión y luego, resucitado, revestido por el valor de su acto supremo de donación, es la Belleza misma.

Citando a Einstein ...


Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro.

Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.

La única cosa realmente valiosa es la intuición.

La luz es la sombra de Dios

Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.

La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.

Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.

El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados.

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.

Todo debe simplificarse hasta donde sea posible, pero nada más.

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.

Muchas son las cátedras universitarias, pero escasos los maestros sabios y nobles. Muchas y grandes son las aulas, más no abundan los jóvenes con verdadera sed de verdad y justicia

La ciencia no es más que un refinamiento del pensamiento cotidiano.

Lo más incomprensible del Universo, es que sea comprensible.

Un hombre debe buscar lo que es y no lo que cree que debería ser.

La emoción más hermosa y más profunda que podemos experimentar es la sensación de lo místico. Es el legado de toda ciencia verdadera. Aquel al que su emoción le es conocida, que ya no se pregunta ni está en estática reverencia, vale tanto como si estuviera muerto. Tener el conocimiento y el sentimiento de que lo que es impenetrable para nosotros realmente existe, que se manifiesta en la suprema sabiduría y en la más radiante belleza que nuestras torpes facultades sólo pueden comprender en sus formas más primitivas, está en el centro de toda verdadera religiosidad.

El admitir que existe Algo en lo cual no podemos penetrar; el pensar que las razones más profundas, que la belleza más radiante que nuestra mente pueda alcanzar, son sólo sus formas más elementales de expresión; ese reconocimiento, esa emoción, constituye la actitud verdaderamente religiosa. En ese sentido yo soy profundamente religioso.

La Ciencia es una tentativa en el sentido de lograr que la caótica diversidad de nuestras experiencias sensoriales corresponda a un sistema de pensamiento lógicamente ordenado.

La ciencia sin religión está coja y la religión sin ciencia está ciega.

Lo importante es no dejar de hacerse preguntas.

El mundo no está amenazado por las malas personas sino por aquellos que permiten la maldad.

Una universidad es un lugar donde la universalidad del espíritu humano se manifiesta.

La realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente.

Soy lo suficientemente artista como para dibujar libremente sobre mi imaginación. La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación circunda el mundo.

Un ser humano es parte de un todo, llamado por nosotros universo, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto… algo así como una ilusión óptica de su conciencia. Esta falsa ilusión es para nosotros como una prisión que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto que profesamos a las pocas personas que nos rodean. Nuestra tarea debe ser el liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivas y a la naturaleza en conjunto en toda su belleza.

La religión del futuro será cósmica. Una religión basada en la experiencia y que rehuya los dogmatismos. Si hay alguna religión que colme las necesidades de la ciencia esa sería el Budismo…

No todo lo que cuenta puede ser contado y no todo lo que puede ser contado cuenta.

Hasta donde la ley de las matemáticas se refiere a la realidad, esta no es exacta; y cuando las leyes de la matemática son exactas, estas no se refieren a la realidad.

La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices.

No podemos resolver problemas usando la misma conciencia que los creo.

Si supiese qué es lo que estoy haciendo, no le llamaría investigación, verdad?.

Pon tu mano en un horno caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica preciosa durante una hora y te parecerá un minuto. ESO es la relatividad. La gravitación no puede ser la causa de que la gente se enamore.

No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicarselo a tu abuela.

Lo único que interfiere con mi aprendizaje es mi educación.

El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad.

Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada.

La formulación de un problema, es más importante que su solución.

Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.

Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos.

El sentido común no es más que un depósito de prejuicios establecidos en la mente antes de cumplir dieciocho años.

Einstein y Dios ...


Así como inventó su física y su estilo de vida, Einstein también inventó su religión

Para rechazar la idea del azar, Albert Einstein afirmó:“Dios no juega a los dados”. Pero ¿en qué Dios creía Einstein? Guillermo Boido, profesor de Historia de la Ciencia de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, responde a las tres preguntas más frecuentes sobre las creencias del genio.

- ¿Negó Einstein alguna vez la existencia de Dios?
Luego de un período juvenil de escepticismo religioso, Einstein expresó una profunda religiosidad que lo acompañaría durante el resto de su vida. Uso este término y no el de religión porque no creía en algún dios personal que se ocupe del destino de sus criaturas, en ninguna clase de divinidad que otorga premios y castigos, a la cual se asocia la posibilidad de salvación de determinado grupo social y de los individuos. Nunca practicó religión institucional alguna, como el judaísmo o el catolicismo. Sin embargo, su religiosidad derivaba de su creencia en un Dios muy particular, que se expresa en la armonía, la legalidad y la racionalidad del universo. Así puede ser entendida su afirmación de que era "un no creyente profundamente religioso". Y por ello siempre negó que fuese ateo.

-¿A qué cosmovisión religiosa adhería, entonces?
La de Baruj Spinoza, el gran filósofo del siglo XVII. Afirmó muchas veces su creencia en el Dios de Spinoza, el cual “se revela en la ordenada armonía de lo que existe”, y no en un Dios que se interese por el destino y por los actos de los seres humanos. Aquí Dios y la naturaleza se identifican, y este sesgo panteísta es común a Spinoza y a Einstein. De hecho, Einstein habló en ciertas oportunidades de un “sentimiento religioso cósmico" o “religión cósmica”, una forma suprema de religiosidad que no estaría fundada en Revelación alguna, ni daría origen a una concepción antropomórfica de Dios, ni a una religión institucionalizada, ni a una teología sistemática.

-Sus ideas sobre Dios, ¿eran importantes en sus concepciones científicas?
Sí. Sus concepciones acerca de la ciencia (particularmente de la física) se fundaban en su creencia de que las especulaciones científicas provienen de un profundo sentimiento religioso; sin él, no serían posibles la ciencia y el arte. Como Spinoza, afirmaba que en la naturaleza todo acontece de acuerdo con leyes inmutables y deterministas, lo cual le impidió aceptar la llamada a la interpretación ortodoxa de la mecánica cuántica, adoptada por la llamada “escuela de Copenhague”, según la cual el carácter de las leyes físicas, en el dominio de la microfísica, es esencialmente estadístico o probabilístico, no determinista. Las propiedades de un sistema cuántico en un cierto instante, según esta interpretación, no determinan unívocamente las propiedades del mismo en un estado posterior. Esta posición alejó a Einstein de los puntos de vista adoptados por la mayoría de los físicos de su época.

“Dios es sutil, pero no malicioso”. “Dios no juega a los dados”. la concepción de Einstein era una “religión cósmica”.
Las célebres frases de Einstein parecen ir en contra de esa visión popular según la cual ciencia y religión no se tocan.

¿Cuál era su concepción del Universo? según Gerald Holton, profesor de física y de historia de la ciencia de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, la concepción de Einstein era una “religión cósmica”,

En “El tercer paraíso de Einstein”, Holton señala que el físico pasó de un período religioso a otro científico y finalmente a una visión del cosmos que conjugaba a ambos.

Holton tuvo un acceso único a los textos de Einstein, ya que fue designado curador de sus documentos, con el objetivo de ponerlos a disposición de la investigación científica.

El profesor Holton explicó a BBC Mundo en qué consiste el “tercer paraíso” de Albert Einstein.

Einstein hablaba mucho sobre Dios. ¿Cree Usted que creía en Dios?

El Dios en el que creía Einstein era el Dios de Spinoza, de modo que la Naturaleza y Dios se identifican

Definitivamente sí. Pero debemos recordar que así como inventó su física y su estilo de vida, también inventó su religión.

Era el Dios de Spinoza, que introdujo la racionalidad en el mundo, de modo que la Naturaleza y Dios se identifican.

¿Cómo llegó Einstein a esta idea?

Un proceso. Cuando niño, recibió instrucción religiosa en una escuela católica. Pero en casa recibió también instrucción en el judaísmo.

Dejó de un lado este aspecto religioso, y se dedicó del todo a la ciencia. Bastante después por 1929, cuando vio tanto antisemitismo volvió a preocuparse del tema.

En uno de sus textos (…) vemos no sólo que ha estado leyendo a Spinoza sobre ética, un libro que Einstein leyó y releyó muchas veces.

En ese libro Spinoza usó a Euclides como modelo, es decir, usa algunas afirmaciones como axiomas, “Dios existe”, “la naturaleza existe”, entonces, ¿cuál es la relación entre ellos?

Y luego extrae como conclusión que existe una forma de llegar a Dios a través de la naturaleza. Ahí está la conexión entre ambos y eso es lo que Einstein llamó su religión cósmica.

¿En qué consistía esa nueva visión de la religión?

Creía que la religión en el pasado respondía al miedo y en nuestros días a consideraciones éticas, con la idea de un Dios personal que nos atiende a cada uno de nosotros.

Einstein dijo, eso es del pasado. La nueva religión cósmica tendrá lugar cuando entendamos que Dios es inmaterial y mira al Universo como un todo y lo sostiene.

Es una religión que se eleva por encima de lo personal. No creía que necesitemos tener un Dios que nos atiende a cada uno de nosotros todo el tiempo.

¿Dónde queda el libre albedrío?

Está muy explicado en su pequeño libro “Ideas y opiniones”, que recomiendo mucho a todos los lectores.

Einstein no creía en el libre albedrío, estudiaba a Schopenhauer y otros que creían en el determinismo. Einstein creía en la causalidad clásica. Creía que las cosas están determinadas a partir de condiciones iniciales y que el libre albedrío es una ilusión.

Einstein se refirió a la búsqueda de la Verdad y la Belleza y hablaba de una “estructura maravillosa de la existencia”.

¿Cree Usted que sus teorías científicas lo llevaron a esa religión cósmica?

Muchos físicos creían que la principal razón por la cual una teoría es correcta, antes de que sea posible comprobarla, es que debe tratarse de una teoría de extrema belleza en varios sentidos, en su simetría, en su simplicidad.

La teoría de la relatividad espacial a la que llegó cuando era muy joven era para él una forma de plantear una física de mayor belleza.

Antes de Einstein, la física era vista como una herramienta para resolver problemas planteados por experiencias de laboratorio.

Einstein dijo desde un comienzo, la tarea suprema de un físico no es hacer eso, aunque también sea un aspecto necesario. La misión principal es entender a los fenómenos físicos en su conjunto, como parte de un todo, vistos desde lo alto, como los vería Dios. Y tratar de hacer más racionales y más bellas las distintas partes.

Por ejemplo, con su teoría de la relatividad especial, lo que dijo fue, hay gente que trabaja con el espacio, o el tiempo, con energía o con masa. Pero cuando uno lo ve “desde lo alto”, ve que la energía y la masa están relacionadas, que el espacio y el tiempo están vinculados en un contínuo espacio tiempo. Él integró fenómenos, en vez de resolver problemas aislados.

Y esa era para él la forma correcta de explicar un Universo estéticamente bello.

En sus artículos sobre ética, Einstein cita a Moisés, Jesús y Budha como “profetas igualmente válidos”.¿A qué se refería exactamente?

Einstein escribió un ensayo sobre ética en un prefacio a un libro de Philip Frank sobre relatividad. Einstein se pregunta, ¿cómo surgen las ideas fundamentales de la ética?

Se respondió que para eso, se necesita gente muy especial con un talento especial para encontrar esas ideas clave, de las que se deducen otras. Por ejemplo, la idea de que los diez mandamientos llevan a una sociedad mejor.

Él decía que había gente así en nuestra historia y los nombra, Moisés, Jesús, Budha, luego incluye también a Demócrito, San Francisco de Asís, Gandhi, que son, en ética, algo así como el equivalente a Einstein en física, que ven el todo, en vez de ocuparse sólo de castigos y recompensas por pequeños actos.

El libro donde se encuentran estos pensamientos es “Relatividad, la verdad más profunda” Relativity, the richer truth . El prefacio fue escrito por Einstein, que era amigo de Philip Frank, quien fue uno de sus biógrafos.

En general se piensa que la religión y la ciencia no se mezclan.

Seguramente las ideas de Einstein diferían de las de muchos científicos de su época.

Einstein decía que había gente en nuestra historia y los nombra, Moisés, Jesús, Budha, luego incluye también a Demócrito, San Francisco de Asís, Gandhi, que son, en ética, algo así como el equivalente a Einstein en física

Creo que la mayoría, como Niels Bohr, estaban bastante fastidiados. Es muy conocido, por ejemplo, el comentario de Karl Popper, quien dijo “hablé con Einstien un buen rato, pero habló sobre todo de Dios y fue muy aburrido”.

Así que había muchos científicos que no querían oir hablar de estos temas. Pero también había algunos pocos que compartían sus ideas.

Y yo creo, que en el largo plazo, esa idea del “tercer paraíso” que conecta a la ciencia con la religión será cada vez más atractiva.

Estamos ahora entrando en una fase de la historia en que cada vez más gente se interesa por la relación entre ciencia y religión, y creo que explorarán esas ideas.

Los ideales que iluminan mi camino y una y otra vez me han dado coraje para enfrentar la vida con alegría han sido la Amabilidad, la Belleza y la Verdad
Albert Einstein, “El mundo como yo lo veo”

Einstein no creía que necesitemos tener un Dios que nos atiende a cada uno de nosotros todo el tiempo

Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con el conocimiento, el sentido, de la maravillosa estructura de la existencia. Con el humilde intento de comprender aunque más no sea una porción diminuta de la Razón que se manifiesta en la naturaleza.

Albert Einstein, “El mundo como yo lo veo”

El Dios en el que creía Einstein era el Dios de Spinoza, de modo que la Naturaleza y Dios se identifican.

Baruch Spinoza

Partiendo de la innegable influencia de Descartes, creó un sistema muy original, con mezcla de elementos propiamente judíos, escolásticos y estoicos. En lo que se refiere a Descartes, éste había considerado la existencia de tres sustancias: el pensamiento, la extensión y Dios. Spinoza reduce estas tres sustancias a una sola: sustancia divina infinita, que según la perspectiva que se adopte, se identifica bien con Dios o bien con la Naturaleza (ambos términos llegan a ser equivalentes para él, según su célebre expresión Deus sive Natura).

Para Spinoza, la substancia es la realidad, que es causa de sí misma y a la vez de todas las cosas; que existe por sí misma y es productora de toda la realidad; por tanto, la naturaleza es equivalente a Dios. Dios y el mundo, su producción, son entonces idénticos. Todos los objetos físicos son los "modos" de Dios contenidos en el atributo extensión. Del mismo modo, todas las ideas son los "modos" de Dios contenidas en el atributo pensamiento. Las cosas o modos son naturaleza naturada, mientras que la única substancia o Dios es naturaleza naturante. Las cosas o modos son finitas, mientras que Dios es de naturaleza infinita y existencia necesaria y eterna.

Este cambio tiene la ventaja, sobre la filosofía cartesiana, de borrar de un plumazo los problemas que presenta la filosofía de Descartes para explicar la posibilidad del conocimiento: dado que el pensamiento y la extensión son dos de los infinitos atributos de Dios, distintos e independientes el uno del otro (paralelismo de los atributos), ¿cómo se puede conocer el mundo? Descartes había resuelto este problema de una manera aparentemente gratuita, amén de insatisfactoria, señalando la comunicación de éstas sustancias en la glándula pineal.

Con Spinoza, pues, ya no existe este problema: se puede conocer el mundo, porque el entendimiento, en tanto parte del entendimiento de Dios, es una modificación o "modo" de la misma sustancia divina, entendimiento infinito de Dios, que "piensa" su objeto extenso o cuerpo, de modo que el entendimiento puro puede "aprehender" la realidad, porque el alma, o sea la idea del cuerpo, "replica" lo que afecta a éste cuerpo. La unidad del alma y el cuerpo está justificada por la unidad de la sustancia infinita de la que son sus modificaciones finitas o modos.

Pero, a la vez, abre un tremendo problema para explicar la libertad humana. La anterior distinción de Descartes en tres sustancias le permitió sustraer del determinismo mecanicista, al entendimiento, con lo cual el ser humano mantendría su libertad. El mecanicismo sostiene que todo el Universo está determinado por leyes, con lo cual cualquier ente que esté dentro de él también estará sujeto a dichas leyes, incluido el ser humano. Descartes y Spinoza son mecanicistas, pero el primero salva el problema a través de su postulado de las tres sustancias: el mecanicismo (por tanto el determinismo o ausencia de libertad) sólo afecta a la sustancia extensa o mundo, pero no a la sustancia pensante o entendimiento.

Pero, al postular Spinoza una sola sustancia, ¿cómo es posible que exista la libertad humana, si todo está sometido a una inexorable regulación permanente? Spinoza acaba afirmando un determinismo (negación de la libertad humana) riguroso, aunque deja el resquicio de una definición poco alentadora y paradójica de libertad: la libertad humana aparece cuando el ser humano acepta que todo está determinado; la libertad no depende de la voluntad sino del entendimiento; el hombre se libera por medio del conocimiento intelectual.

En el campo de la filosofía Spinoza se declara monista, esto es, no cree en la existencia de un dualismo cuerpo-alma. Para Spinoza el hombre es cuerpo y mente, y todo en su conjunto es parte de una sustancia universal con infinitos modos e infinitos atributos, algo que da lugar a un "monismo neutral".

También es determinista, lo que supone que no cree en el libre albedrío: asegura que el hombre está determinado por leyes universales que lo condicionan mediante la ley de la preservación de la vida. Así, afirma que ser libre es regirse por la razón frente a la sumisión, por ejemplo, a la religión.

Sobre el unicornio ...



Los unicornios son unos de los seres fantásticos más conocidos y que aparecen con más frecuencia en historias, leyendas, cuentos... Las primeras referencias a ellos son del siglo V a. C., del historiador griego Ctesias, que hablaba de él como de un animal real que había sido visto en la India. Se les describe como animales con cuerpo de caballo con un único cuerno en la frente, que le da un aire majestuoso y mítico. Probablemente las menciones que hay de ellos presumiendo de "científicas" en realidad se refirieran a distintas especies de rinocerontes que contaban con un solo cuerno. Algunas de ellas hoy están extinguidas.

Se cuenta que son seres solitarios, que viven apartados y a los que el resto de los animales respeta. Se dice también que no se dejan ver más que por los puros de corazón, y que entre ellos, solo los más puros, los hechos de bondad y ternura, solo esos pueden tocarlos.

Las leyendas cuentan también que los Unicornios, tan hermosos, tan sabios, tan majestuosos, tenían un punto débil (o no tanto, tal vez...) Siendo amantes de la belleza, a veces se dejaban llevar y cambiaban su libertad por el cariño y los cuidados de alguna dama hermosa, convirtiéndose casi en un animal doméstico que acudía a visitarla a la misma hora a su jardín. Por eso son frecuentes las imágenes que les retratan cerca de doncellas, dejándose cuidar por ellas.

El cuerno del Unicornio ha venido siendo a lo largo de la historia un objeto al que se le creía dotado de grandes poderes, desde purificar las aguas y hacerlas potables, hasta la curación de cualquier herida y el alargamiento de la vida, si se usaba una vez reducido a polvo. Se cuenta que si el cuerno se desprendía del animal, este moría sin remedio. Esto ha llevado a algunos a explicar que si hoy no encontramos unicornios es porque fueron capturados, usando doncellas puras como señuelos, para así poder quitarles el cuerno y usar sus poderes, sin importar que el animal muriera por ello.. También se dice que un unicornio que vea su voluntad reducida, no tardará mucho en morir, y es de suponer que en el caso de haber existido alguna vez animales semejantes, rodeados de tal aura de esplendor, no habrían sido pocos los reyes que hubieran querido tener uno para ellos, tal vez sin saber que encerrarle era condenarle a muerte.

En cualquier caso, los Unicornios son un símbolo. Representan fuerza, libertad, imaginación, sueños, ilusiones... Aunque pasado el Romanticismo pocos historiadores se refirieran a ellos más que para desmentir supuestas apariciones, los unicornios de alguna manera están presentes, porque lo que simbolizan sigue existiendo. Las ilusiones, el deseo de libertad, la fuerza de la naturaleza, las ganas de soñar...

Tal vez todavía hoy sigan ahí paseando entre los árboles de un bosque. Tal vez si tú eres una de esas personas en las que reina la ternura y paseas de cuando en cuando por las cercanías de algún bosque, te parezca ver una luz extraña entre los árboles. Y puede que sea algún rayo de sol reflejándose en un cuerno ...

Paul Eluard - Libertad




En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre en los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre.

En las páginas leídas
en las páginas vírgenes
en la piedra la sangre y las cenizas
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas
en las armas del soldado
en la corona de los reyes
escribo tu nombre.

En la selva y el desierto
en los nidos en las emboscadas
en el eco de mi infancia
escribo tu nombre.

En las maravillas nocturnas
en el pan blanco cotidiano
en las estaciones enamoradas
escribo tu nombre.

En mis trapos azules
en el estanque de sol enmohecido
en el lago de viviente lunas
escribo tu nombre.

En los campos en el horizonte
en las alas de los pájaros
en el molino de las sombras
escribo tu nombre.

En cada suspiro de la aurora
en el mar en los barcos
en la montaña desafiante
escribo tu nombre.

En la espuma de las nubes
en el sudor de las tempestades
en la lluvia menuda y fatigante
escribo tu nombre.

En las formas resplandecientes
en las campanas de colores
en la verdad física.
escribo tu nombre.

En los senderos despiertos
en los caminos desplegados
en las plazas desbordantes
escribo tu nombre.

En la lámpara que se enciende
en la lámpara que se extingue
en la casa de mis hermanos
escribo tu nombre.

En el fruto en dos cortado
en el espejo de mi cuarto
en la concha vacía de mi lecho
escribo tu nombre.

En mi perro glotón y tierno
en sus orejas levantadas
en su patita coja
escribo tu nombre.

En el quicio de mi puerta
en los objetos familiares
en la llama de fuego bendecida
escribo tu nombre.

En la carne que me es dada
en la frente de mis amigos
en cada mano que se tiende
escribo tu nombre.

En la vitrina de las sorpresas
en los labios displicentes
más allá del silencio
escribo tu nombre.

En mis refugios destruidos
en mis faros sin luz
en el muro de mi tedio
escribo tu nombre.

En la ausencia sin deseo
en la soledad desnuda
en las escalinatas de la muerte
escribo tu nombre.

En la salud reencontrada
en el riesgo desaparecido
en la esperanza sin recuerdo
escribo tu nombre.

Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para nombrarte ... Libertad





Siempre habrá poesía ...!!!



No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas, pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad, siempre avanzando,
no sepa a dó camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡Habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡Habrá poesía!

Gustavo Adolfo Becquer