Introducción al pensamiento filosófico
Moisés González
1. Cargos contra la filosofía contemporánea
La tarea de la filosofía del presente no puede ser otra que la del pensar la época actual. El problema consiste en dilucidar si la actividad filosófica sigue siendo válida y necesaria para esa tarea.
Hoy hay muchos cargos contra la filosofía:
1. La actividad filosófica carece totalmente de sentido: Schlick (líder del Círculo de Viena): la filosofía "nunca habla con sentido, sino sólo de insensateces carentes de significado".
2. La filosofía ha tenido una validez histórica, pero ahora puede olvidarse en tanto que la ciencia sustituye su papel de instrumento de conocimiento.
3. En un mundo técnico como el nuestro la ineficacia de la filosofía es manifiesta, por tanto es algo inútil. Continúa Moisés González con una crítica al exceso escolástico y afán de sutilezas propio de nuestra época. El reto de la filosofía actual sería precisamente dar respuesta a los problemas planteados por el desarrollo científico y técnico, intentando plasmar en la realidad una auténtica vida humana "de acuerdo con la razón", lo cual constituyó, sin duda, su principal meta y objetivo al suceder y sustituir al pensamiento mítico.
2. ¿Qué es eso de la filosofía?
Comienza indicando que hay problemas en la definición de la filosofía;
No hay progreso en la filosofía; no es posible establecer una "filosofía perenne"; sólo las preguntas y los temas son constantes; aunque sea verdad que se da cada vez mayor profundidad, rigor y sutileza en los análisis. Preguntas que no pueden resolverse mediante experimentos de laboratorio.
La filosofía, a diferencia de otras disciplinas, necesita dar cuenta de sí misma. La naturaleza de la filosofía es una cuestión interna a la filosofía misma.
El rasgo más característico y llamativo de la filosofía es el radical desacuerdo que parece existir sobre todos y cada uno de los planteamientos filosóficos, los métodos de análisis y las soluciones propuestas.
Han sido varias las filosofías que buscaban una fundamentación científica de su actividad, pero todas ellas han conducido al fracaso, incluso la última y más elaborada, aquella que considera la filosofía como un saber acerca del saber; en primer lugar, no todo lo que nos muestra la historia de la filosofía permite que identifiquemos filosofía con análisis del lenguaje; en segundo lugar, ni siquiera en esa escuela hay unanimidad.
Moisés concluye que es un error intentar hacer de la filosofía una ciencia estricta, pues la filosofía no es una ciencia ni puede serlo. Razones:
a) la manifestación personalista del pensamiento filosófico; la participación de la subjetividad;
b) la filosofía tiene una especial relación con la praxis; nunca puede aspirar a ser exclusivamente teoría;
c) finalmente, no es posible definir la filosofía porque ésta no tiene una dimensión esencial; el término filosofía tendría un valor meramente pragmático, sería una mera etiqueta.
Sin embargo hay problemas, libros e investigadores fácilmente calificables de filósofos y filosóficos.
3. Diagnóstico y valoración de la diversidad. Una propuesta
La única forma posible de averiguar lo que es esa actividad que denominamos filosofía consiste en examinar lo que los profesionales de la misma han hecho en el pasado, esto es, adentrarnos en su historia, pero no para perdernos en los vericuetos de lo que han dicho los filósofos, sino para tratar de comprender a la filosofía misma, esto es, para entender la función histórica que ha cumplido, ¿por qué surgió?; ¿por qué fue necesaria? Debemos comprender el sentido y validez que tuvo la filosofía en cada época histórica; aunque el objetivo primordial no es tanto descubrir el papel que cumplió en el pasado como tratar de averiguar si hoy tiene sentido el "seguir filosofando".
Hay que analizar la actividad filosófica tal como aparece en la historia tratando de comprender el sentido de lo que los filósofos dijeron, por qué y para qué filosofaron.
4. Los orígenes del pensamiento filosófico
a) ¿Por qué los orígenes?
Los problemas filosóficos no han surgido de la nada; tienen un origen histórico; la filosofía del presente es de alguna forma resultado de la filosofía que la ha precedido.
Toda filosofía occidental es filosofía griega: es continuación del estilo de reflexión que los griegos descubrieron.
La mirada hacia el pasado de la filosofía y especialmente hacia su nacimiento, se constituye en requisito imprescindible para comprender y asumir la tarea que en el momento histórico presente le corresponde.
b) Cambio de rumbo en el pensamiento. ¿Por qué surgió la filosofía?
La filosofía, al igual que el mito y la religión, surge para responder a necesidades prácticas. El principal sentido y objetivo de los mitos, la religión y la filosofía consiste en interpretar el mundo natural y humano, y merced a dicha interpretación conseguir eliminar el misterio, la sensación de lejanía que tiene la realidad para el hombre.
La civilización griega sustituyó el pensamiento mítico-religioso por el pensamiento racional, el mito por el logos; con el pensamiento racional intentó dar una solución a sus problemas y necesidades. El universo de los dioses poco a poco irá perdiendo protagonismo, para cederlo progresivamente al hombre. El hombre intentará hacerse dueño de su destino por medio del poder de su propia reflexión, con la cual intentará comprender el mundo para estructurarlo, modificarlo y cambiarlo. Esta tarea histórica correspondió a una nueva clase de hombres, los filósofos, que sucedió a los sacerdotes y profetas, y que acudiendo a la razón modificaría el curso de la historia humana.
Sólo la verdad y la objetividad es eficaz, y sólo ella podrá librar a los hombres de la esclavitud frente a los poderes de la naturaleza. La exigencia de racionalidad científica que busca comprender la naturaleza se constituye en requisito imprescindible que permitirá a los hombres ser dueños de su propio destino. Cuando los primeros filósofos se afanan por fundar una ciencia de la naturaleza que ofrezca una interpretación objetiva del mundo, lo que están pretendiendo es la construcción de un saber que sea realmente eficaz. Esto es precisamente lo que explica la aparición de la filosofía: la auténtica eficacia, que es lo que justifica la actividad del pensar, sólo era posible con la reflexión racional; la interpretación del mundo, que nos da el conocimiento teórico, se constituye en requisito imprescindible para su transformación. Es cierto que la eficacia práctica no es inmediatamente visible, ni muchas veces posible, pero no es menos cierto que la actividad filosófica y científica se constituyen en la única garantía de progreso real para los individuos y las sociedades. La perspicacia y la genialidad de los primeros filósofos, que buscaron soluciones reales los problemas de la sociedad en que vivían, fue el advertir que el espíritu meramente práctico que huye de la teoría era enormemente limitado, al igual que la llamada "sabiduría popular" basada en la simple acumulación de experiencias, que estaba llena de elementos supersticiosos y rutinarios que inevitablemente impedirían el progreso.
La nueva perspectiva se inició rechazando los viejos modos de pensar que estaban contenidos en las grandes creaciones poéticas. El modelo existente de la civilización griega se encontraba expuesto en sus poetas, especialmente en Homero, que fueron los educadores del pueblo. Por ello la filosofía aparece como una crítica de la poesía, crítica que se dirige no a la forma sino al contenido. La educación poética resultaba ya inservible y superada, y por eso propusieron una nueva forma de educación basada en la razón. Pero al cambiar el contenido cambió también el estilo de lenguaje. De esa forma, frente a la solemnidad y a la magia de la poesía, el lenguaje filosófico aparece revestido con los caracteres de la sobriedad, la sencillez y la austeridad.
Los filósofos criticaron a la poesía porque ésta era incapaz de alcanzar la objetividad y precisión que la vida práctica exigía. Las soluciones contenidas en la épica homérica carecían de rigor, y su competencia en la solución de todos los problemas era simplemente aparente.
De todas formas, la sustitución del pensamiento poético por el filosófico no significó la completa y súbita ruptura del pensamiento tradicional; la separación y sustitución fue lenta y progresiva y la instauración de una vida conforme a la razón fue en realidad un programa a realizar con el que todavía estamos comprometidos. Los primeros filósofos fueron los que iniciaron el cambio al empeñarse en un discurso sobre el mundo de la naturaleza y del hombre que se ofrecía como un logos y no como un mythos.
Dos aspectos importantes de la actividad reflexiva de los primeros filósofos:
nunca pensaron que la filosofía fuese una actividad meramente crítica: pretendieron ofrecer soluciones a los problemas de una determinada sociedad y eso les obligó a ejercer la crítica contra la superstición y los prejuicios de la conciencia mítico-religiosa, pero ellos buscaron resultados; quisieron y en gran parte lograr sustituir el viejo modelo de cultura y de civilización por uno nuevo; los filósofos no entendían en absoluto la filosofía como una actividad puramente especulativa, su meta no consistió en el puro goce de una actividad exclusivamente contemplativa, sino que pretendieron responder a exigencias reales y solucionar problemas concretos. Creyeron que el objetivo final del conocimiento no era "el conocer por el conocer" sino el dominio y la posesión de la naturaleza, único medio que podía proporcionar a los hombres su bienestar. El objetivo del conocimiento filosófico no es que sus poseedores sean ellos felices, lo que importa es que la ciudad entera sea feliz, así, para Platón la filosofía es el "uso del conocimiento para el provecho del hombre". Pero una adecuada y justa ordenación de la vida humana a nivel individual y colectivo sólo es posible a partir del verdadero conocimiento del mundo, de la sociedad y de uno mismo. La teoría no puede ser sacrificada o absorbida por la acción, que sigue necesitando del pensamiento y, en alguna medida al menos, también del pensamiento filosófico.
c) Los "iniciadores" del pensamiento filosófico. ¿En qué consistió su filosofía?
La filosofía y la ciencia de las que brotó la civilización occidental fueron invenciones griegas. Pero no tuvo lugar en la Grecia continental sino en la Grecia marinera, en las colonias griegas situadas en las costas de Asia Menor.
El comercio, la libertad política y el espíritu de aventura y de riesgo propios de pueblos navegantes tuvieron mucho que ver con el nacimiento de la filosofía. Fue Mileto, opulenta ciudad comercial de la Jonia, fundadora de innumerables colonias, la que, en el siglo VI antes de Cristo, iba a ver el nacimiento de los primeros pensadores que iniciaron un tipo de actividad intelectual que iba a recibir posteriormente el nombre de filosofía.
La tarea de la filosofía del presente no puede ser otra que la del pensar la época actual. El problema consiste en dilucidar si la actividad filosófica sigue siendo válida y necesaria para esa tarea.
Hoy hay muchos cargos contra la filosofía:
1. La actividad filosófica carece totalmente de sentido: Schlick (líder del Círculo de Viena): la filosofía "nunca habla con sentido, sino sólo de insensateces carentes de significado".
2. La filosofía ha tenido una validez histórica, pero ahora puede olvidarse en tanto que la ciencia sustituye su papel de instrumento de conocimiento.
3. En un mundo técnico como el nuestro la ineficacia de la filosofía es manifiesta, por tanto es algo inútil. Continúa Moisés González con una crítica al exceso escolástico y afán de sutilezas propio de nuestra época. El reto de la filosofía actual sería precisamente dar respuesta a los problemas planteados por el desarrollo científico y técnico, intentando plasmar en la realidad una auténtica vida humana "de acuerdo con la razón", lo cual constituyó, sin duda, su principal meta y objetivo al suceder y sustituir al pensamiento mítico.
2. ¿Qué es eso de la filosofía?
Comienza indicando que hay problemas en la definición de la filosofía;
No hay progreso en la filosofía; no es posible establecer una "filosofía perenne"; sólo las preguntas y los temas son constantes; aunque sea verdad que se da cada vez mayor profundidad, rigor y sutileza en los análisis. Preguntas que no pueden resolverse mediante experimentos de laboratorio.
La filosofía, a diferencia de otras disciplinas, necesita dar cuenta de sí misma. La naturaleza de la filosofía es una cuestión interna a la filosofía misma.
El rasgo más característico y llamativo de la filosofía es el radical desacuerdo que parece existir sobre todos y cada uno de los planteamientos filosóficos, los métodos de análisis y las soluciones propuestas.
Han sido varias las filosofías que buscaban una fundamentación científica de su actividad, pero todas ellas han conducido al fracaso, incluso la última y más elaborada, aquella que considera la filosofía como un saber acerca del saber; en primer lugar, no todo lo que nos muestra la historia de la filosofía permite que identifiquemos filosofía con análisis del lenguaje; en segundo lugar, ni siquiera en esa escuela hay unanimidad.
Moisés concluye que es un error intentar hacer de la filosofía una ciencia estricta, pues la filosofía no es una ciencia ni puede serlo. Razones:
a) la manifestación personalista del pensamiento filosófico; la participación de la subjetividad;
b) la filosofía tiene una especial relación con la praxis; nunca puede aspirar a ser exclusivamente teoría;
c) finalmente, no es posible definir la filosofía porque ésta no tiene una dimensión esencial; el término filosofía tendría un valor meramente pragmático, sería una mera etiqueta.
Sin embargo hay problemas, libros e investigadores fácilmente calificables de filósofos y filosóficos.
3. Diagnóstico y valoración de la diversidad. Una propuesta
La única forma posible de averiguar lo que es esa actividad que denominamos filosofía consiste en examinar lo que los profesionales de la misma han hecho en el pasado, esto es, adentrarnos en su historia, pero no para perdernos en los vericuetos de lo que han dicho los filósofos, sino para tratar de comprender a la filosofía misma, esto es, para entender la función histórica que ha cumplido, ¿por qué surgió?; ¿por qué fue necesaria? Debemos comprender el sentido y validez que tuvo la filosofía en cada época histórica; aunque el objetivo primordial no es tanto descubrir el papel que cumplió en el pasado como tratar de averiguar si hoy tiene sentido el "seguir filosofando".
Hay que analizar la actividad filosófica tal como aparece en la historia tratando de comprender el sentido de lo que los filósofos dijeron, por qué y para qué filosofaron.
4. Los orígenes del pensamiento filosófico
a) ¿Por qué los orígenes?
Los problemas filosóficos no han surgido de la nada; tienen un origen histórico; la filosofía del presente es de alguna forma resultado de la filosofía que la ha precedido.
Toda filosofía occidental es filosofía griega: es continuación del estilo de reflexión que los griegos descubrieron.
La mirada hacia el pasado de la filosofía y especialmente hacia su nacimiento, se constituye en requisito imprescindible para comprender y asumir la tarea que en el momento histórico presente le corresponde.
b) Cambio de rumbo en el pensamiento. ¿Por qué surgió la filosofía?
La filosofía, al igual que el mito y la religión, surge para responder a necesidades prácticas. El principal sentido y objetivo de los mitos, la religión y la filosofía consiste en interpretar el mundo natural y humano, y merced a dicha interpretación conseguir eliminar el misterio, la sensación de lejanía que tiene la realidad para el hombre.
La civilización griega sustituyó el pensamiento mítico-religioso por el pensamiento racional, el mito por el logos; con el pensamiento racional intentó dar una solución a sus problemas y necesidades. El universo de los dioses poco a poco irá perdiendo protagonismo, para cederlo progresivamente al hombre. El hombre intentará hacerse dueño de su destino por medio del poder de su propia reflexión, con la cual intentará comprender el mundo para estructurarlo, modificarlo y cambiarlo. Esta tarea histórica correspondió a una nueva clase de hombres, los filósofos, que sucedió a los sacerdotes y profetas, y que acudiendo a la razón modificaría el curso de la historia humana.
Sólo la verdad y la objetividad es eficaz, y sólo ella podrá librar a los hombres de la esclavitud frente a los poderes de la naturaleza. La exigencia de racionalidad científica que busca comprender la naturaleza se constituye en requisito imprescindible que permitirá a los hombres ser dueños de su propio destino. Cuando los primeros filósofos se afanan por fundar una ciencia de la naturaleza que ofrezca una interpretación objetiva del mundo, lo que están pretendiendo es la construcción de un saber que sea realmente eficaz. Esto es precisamente lo que explica la aparición de la filosofía: la auténtica eficacia, que es lo que justifica la actividad del pensar, sólo era posible con la reflexión racional; la interpretación del mundo, que nos da el conocimiento teórico, se constituye en requisito imprescindible para su transformación. Es cierto que la eficacia práctica no es inmediatamente visible, ni muchas veces posible, pero no es menos cierto que la actividad filosófica y científica se constituyen en la única garantía de progreso real para los individuos y las sociedades. La perspicacia y la genialidad de los primeros filósofos, que buscaron soluciones reales los problemas de la sociedad en que vivían, fue el advertir que el espíritu meramente práctico que huye de la teoría era enormemente limitado, al igual que la llamada "sabiduría popular" basada en la simple acumulación de experiencias, que estaba llena de elementos supersticiosos y rutinarios que inevitablemente impedirían el progreso.
La nueva perspectiva se inició rechazando los viejos modos de pensar que estaban contenidos en las grandes creaciones poéticas. El modelo existente de la civilización griega se encontraba expuesto en sus poetas, especialmente en Homero, que fueron los educadores del pueblo. Por ello la filosofía aparece como una crítica de la poesía, crítica que se dirige no a la forma sino al contenido. La educación poética resultaba ya inservible y superada, y por eso propusieron una nueva forma de educación basada en la razón. Pero al cambiar el contenido cambió también el estilo de lenguaje. De esa forma, frente a la solemnidad y a la magia de la poesía, el lenguaje filosófico aparece revestido con los caracteres de la sobriedad, la sencillez y la austeridad.
Los filósofos criticaron a la poesía porque ésta era incapaz de alcanzar la objetividad y precisión que la vida práctica exigía. Las soluciones contenidas en la épica homérica carecían de rigor, y su competencia en la solución de todos los problemas era simplemente aparente.
De todas formas, la sustitución del pensamiento poético por el filosófico no significó la completa y súbita ruptura del pensamiento tradicional; la separación y sustitución fue lenta y progresiva y la instauración de una vida conforme a la razón fue en realidad un programa a realizar con el que todavía estamos comprometidos. Los primeros filósofos fueron los que iniciaron el cambio al empeñarse en un discurso sobre el mundo de la naturaleza y del hombre que se ofrecía como un logos y no como un mythos.
Dos aspectos importantes de la actividad reflexiva de los primeros filósofos:
nunca pensaron que la filosofía fuese una actividad meramente crítica: pretendieron ofrecer soluciones a los problemas de una determinada sociedad y eso les obligó a ejercer la crítica contra la superstición y los prejuicios de la conciencia mítico-religiosa, pero ellos buscaron resultados; quisieron y en gran parte lograr sustituir el viejo modelo de cultura y de civilización por uno nuevo; los filósofos no entendían en absoluto la filosofía como una actividad puramente especulativa, su meta no consistió en el puro goce de una actividad exclusivamente contemplativa, sino que pretendieron responder a exigencias reales y solucionar problemas concretos. Creyeron que el objetivo final del conocimiento no era "el conocer por el conocer" sino el dominio y la posesión de la naturaleza, único medio que podía proporcionar a los hombres su bienestar. El objetivo del conocimiento filosófico no es que sus poseedores sean ellos felices, lo que importa es que la ciudad entera sea feliz, así, para Platón la filosofía es el "uso del conocimiento para el provecho del hombre". Pero una adecuada y justa ordenación de la vida humana a nivel individual y colectivo sólo es posible a partir del verdadero conocimiento del mundo, de la sociedad y de uno mismo. La teoría no puede ser sacrificada o absorbida por la acción, que sigue necesitando del pensamiento y, en alguna medida al menos, también del pensamiento filosófico.
c) Los "iniciadores" del pensamiento filosófico. ¿En qué consistió su filosofía?
La filosofía y la ciencia de las que brotó la civilización occidental fueron invenciones griegas. Pero no tuvo lugar en la Grecia continental sino en la Grecia marinera, en las colonias griegas situadas en las costas de Asia Menor.
El comercio, la libertad política y el espíritu de aventura y de riesgo propios de pueblos navegantes tuvieron mucho que ver con el nacimiento de la filosofía. Fue Mileto, opulenta ciudad comercial de la Jonia, fundadora de innumerables colonias, la que, en el siglo VI antes de Cristo, iba a ver el nacimiento de los primeros pensadores que iniciaron un tipo de actividad intelectual que iba a recibir posteriormente el nombre de filosofía.
Su actividad estuvo siempre marcada por unos objetivos estrictamente prácticos, fijados por la fundación de las colonias. Fueron consejeros políticos, técnicos de la colonización y maestros de la verdad, pero al buscar la verdad de las cosas quisieron esclarecer los múltiples fenómenos con los que los viajeros y los colonizadores se iban a encontrar. Su curiosidad intelectual estuvo siempre al servicio de necesidades prácticas. Su ciencia de la naturaleza tenía como objetivo dominar el mundo haciéndolo inteligible, eliminando, en consecuencia, los factores misteriosos y desconocidos. Al buscar las causas reales de las cosas quisieron quitar a lo desconocido su misterio haciéndolo familiar al hombre.
Cuando Tales predice el eclipse de sol que tuvo lugar el 28 de Mayo de 585 a.C., y lo explica como algo que sucede de acuerdo con el curso natural de las cosas, y no debido a la ira de los dioses, está posibilitando que los hombres, mediante el verdadero conocimiento de ese fenómeno, puedan escapar de la servidumbre de la superstición.
La obra de Anaximandro aparece claramente unida a la colonización milésica; fue el primero en trazar un mapa del mundo, de gran importancia para los viajes tanto por mar como por tierra, pero destaca sobre todo por el carácter secularizador y profano que da a todas sus explicaciones. En su cosmología no hay lugar para lo sobrenatural o lo mítico. En sus explicaciones sobre la formación de los cuerpos celestes, o sobre los eclipses, terremotos, o los distintos fenómenos meteorológicos como truenos, relámpagos, rayos, huracanes, tifones, etc., percibimos una clara exigencia de racionalidad científica que no deja lugar para las intervenciones de los dioses.
Anaxímenes también elimina por completo lo sobrenatural en su interpretación del mundo. Los dioses no intervienen para nada en el devenir cósmico. Con él, lo mismo que en los otros milesios, el pensamiento ha vuelto las espaldas a la religión para encaminarse hacia una interpretación objetiva del universo, que haga a éste inteligible y, por tanto, se le pueda controlar y modificar en función de las necesidades humanas.
Podemos, pues, referirnos a los milesios como a unos humanistas ilustrados que con su pensamiento contribuyeron a quitar protagonismo a los dioses para dárselo a los hombres. Ellos y sus seguidores libraron a sus pueblos de las supersticiones de todo tipo que los mantenían esclavizados. Con ellos las "luces" se instalan lentamente. La historia de la razón que en ese momento comienza no será lineal ni homogénea, sino plural y variada, llena de contradicciones, y a veces parece haber abdicado ante nuevas formas de fe que oscurecieron o barrieron la obra de la razón griega, pero ésta, hasta el presente, siempre ha sido capaz de renacer para instaurar ese orden de la razón que puede permitir a los hombres el logro de un mundo de bienestar y de libertad.
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