"La filosofía no es el arte de consolar a los tontos ... su única tarea es la búsqueda de la verdad y destruir prejuicios."

La filosofía en la Educación Escolar Chilena


Ministerio de Educación
Enero 2004

Introducción
El propósito de este informe es describir la situación de la enseñanza de la Filosofía en el currículum y aclarar las razones que la fundamentan. Los antecedentes que se presentan a continuación han sido recopilados tomando en consideración los cuestionamientos que algunos grupos de profesores de Filosofía y formadores de profesores de Filosofía han hecho llegar a esta Secretaría de Estado.

El informe está organizado en siete secciones.

• En la primera se elabora una caracterización del área de filosofía y su quehacer en el ámbito de la enseñanza, a partir de lo cual se establece una fundamentación general del lugar de la filosofía en la educación escolar.
• En la segunda sección se describe la situación de la Filosofía en el Currículum de la Enseñanza Media Regular en los años anteriores a la reforma en curso.
• En la tercera sección están descritos los antecedentes que fundamentan la posición y características del área de Filosofía en el currículum de la Reforma; y se presentan datos sobre la presencia y obligatoriedad de la filosofía en un abanico de países, de modo de tener una perspectiva internacional sobre el asunto bajo examen.
• La cuarta sección pone de relieve las consultas, críticas y ajustes a la situación de la Filosofía en el currículum vigente.
• La quinta sección expone los Objetivos Fundamentales y los Contenidos Mínimos Obligatorios de los programas actuales de Filosofía en la Educación Media Humanista-Científica.
• En la sexta sección se presentan las peticiones que en el presente hacen al Ministerio de Educación agrupaciones de profesores y formadores de profesores de filosofía.
• Finalmente, la séptima sección contiene los cursos de acción que el Ministerio de Educación se ha propuesto sobre las peticiones referidas.

1. Orientaciones de la filosofía en la educación

Entre las disciplinas humanísticas, la filosofía tiene el mérito de hacerse cargo de las preguntas que guían la búsqueda de comprensión de sí mismo propia del ser humano y de proporcionarle las herramientas lógicas y conceptuales que le permiten aproximarse a ellas.

Algunas de las preguntas de la filosofía son preguntas que toda persona se plantea en situaciones límites, como la muerte, el dolor, el sentimiento de lo absurdo o lo vacío de la propia existencia. Otras son preguntas por los límites del conocimiento, es decir, preguntas acerca de la posibilidad de conocer algo con certeza. Muchas de las respuestas a estas preguntas están dadas por la cultura, el arte, el saber tradicional, la ciencia y la religión. Sin embargo, lo propio de la filosofía es exigir la fundamentación razonada de toda respuesta y el cuestionamiento de los supuestos en que se basan estas mismas. Entonces, como ejercicio permanente de reflexión crítica, la filosofía transita por los supuestos de todas las disciplinas sin poder ser reducida a ninguna de ellas, ni, tampoco, puede ser sumada como una más. Por lo anterior, la filosofía juega un papel central en la educación.

Al exponer a los jóvenes a las preguntas existenciales, epistemológicas, éticas y sociales, dándoles las herramientas lógicas y conceptuales para abordarlas, la asignatura de Filosofía responde a la necesidad de desarrollar en ellos hábitos de reflexión que contribuyen a darle sentido a su experiencia, a desarrollar su autonomía y a prepararlos para una participación ciudadana responsable.

Es por lo mismo que la filosofía es una de las instancias educativas que mejor responde a los desafíos planteados por la Reforma, particularmente los que tienen que ver con el desarrollo de un pensamiento crítico, el despertar de la creatividad, el reconocimiento de la autonomía y la valoración de la participación democrática.

La reflexión filosófica tiene la función de ayudar a los jóvenes a cumplir con la tarea -- a la que toda persona está llamada -- de formarse por sí mismos una visión de las cosas y a actuar de acuerdo con ella. Por esta razón, es condición indispensable del comportamiento moral y de la participación en una sociedad democrática.

Como ejercicio permanente del pensar reflexivo que interroga por los fundamentos de toda representación de la realidad, como cultivo de una actitud crítica frente a las respuestas instituidas desde la mera opinión y la inercia del sentido común, como ejercicio de la duda que alcanza incluso a la propia facultad de pensar, la Filosofía juega un papel insustituible en la educación: sobre esta caracterización, no hay discusión ni debate.

Sin embargo, como la definición y el propósito de la filosofía son en sí cuestiones filosóficas de discusión y debate, debe valorarse el acuerdo logrado entre académicos y docentes de diferentes corrientes y persuasiones sobre las nociones filosóficas, como lo atestigua el informe de la Comisión ad hoc de Filosofía de 2002.

Concordada esta definición de la filosofía y su valor intrínseco, desde un punto de vista educativo se aprecian dos enfoques específicos del rol de la filosofía en el currículum escolar.

Desde una primera perspectiva, la filosofía es un cuerpo de conocimientos constituido por obras e ideas filosóficas, que son un gran legado cultural-histórico. El objetivo de la enseñanza de la filosofía, desde esta perspectiva, es familiarizar a los jóvenes con este cuerpo de conocimientos, permanentemente vigente por su misma naturaleza. Sugiere esta perspectiva que para decidir si incluir o no a la filosofía en el currículum, se tendría que juzgar por un lado, el valor de saber, por ejemplo, quién era Sócrates y qué es la metafísica o la ética; y por el otro, se tendría que sopesar también, cuánto se valora este cuerpo de conocimiento con relación a los otros conocimientos (de las ciencias, las artes, etcétera), considerando que el currículum es por definición una selección de materias y contenidos.

Según una segunda perspectiva, la filosofía se concibe más bien como un actuar o estar en el mundo de modo esencialmente indagatorio y explorador. Las preguntas ocupan un lugar privilegiado en este enfoque, y se presume que son susceptibles de variadas respuestas. En este sentido la filosofía sirve para promover en los alumnos una serie de destrezas y habilidades de índole cognitivas - por ejemplo, su capacidad analítica, crítica y reflexiva; además, ayuda al desarrollo de actitudes y valores particulares, muchas asociadas con la ética y la convivencia armónica, tales como la tolerancia frente a diferentes puntos de vistas, y la resolución de conflictos a través del diálogo constructivo y razonado. Sugiere esta perspectiva que para determinar el rol de la filosofía en el currículum, se tendría que determinar hasta qué punto estas destrezas y habilidades, actitudes y valores, son propias de esta asignatura o si son posibles de fomentar también desde otros sectores de aprendizaje o, en el mejor de los casos, por el currículum en su totalidad.

En términos estrictos, estas definiciones del aporte de la filosofía no son excluyentes. Es posible hacer un curso de Ética o de la historia de la filosofía con un enfoque basado en preguntas susceptibles a diferentes respuestas y la reflexión detenida sobre ellas.
No obstante lo anterior, las determinaciones curriculares que se tomen, siempre dependerán del enfoque de la filosofía que se privilegia, además del tiempo que se dispone para la asignatura. Se vuelve sobre ambos elementos -- el tiempo disponible y los enfoques - en las secciones que siguen.

2. Filosofía en la Enseñanza Media Regular, antes de la Reforma en curso

2.1 Enseñanza Media Humanista-Científica

Entre 1981 y 1984 el Plan Común contemplaba Filosofía sólo en 4º Medio y la posibilidad de incluir en el Plan Electivo Psicología o Lógica en 3º y 4º Medio. En el año 1984 se agregó al Plan Común dos horas de Filosofía en 3º Medio.

En este período el énfasis en Filosofía del Plan Común es ético, antropológico e histórico. En cuanto a autores sugeridos, en primer plano aparecen algunos filósofos españoles y en especial la filosofía Tomista.

2.2 Enseñanza Media Técnico-Profesional: 1988-1998

Entre 1988 y 1998 Filosofía no era una asignatura obligatoria para los alumnos de la modalidad técnico-profesional. El plan de estudio para esta modalidad incluía las siguientes áreas de asignaturas :

a) Área básica: Castellano, Matemática y en 3º y 4º Medio, Historia y Geografía de Chile
b) Área profesional: asignaturas concebidas como preparación indispensable para el ejercicio de una especialidad determinada
c) Área complementaria: asignaturas propias de la expresión artística, física, recreativa, cultural y, en general, aquellas consideradas apropiadas para el desarrollo integral de los alumnos.
En consecuencia, aquellos establecimientos que ofrecieron Filosofía y/o Psicología durante esta década antes de la reforma curricular vigente lo hicieron en el área complementaria, dentro de las horas a distribuir.
3.0 Antecedentes que fundamentan la posición y características del área de Filosofía en el currículum de la Reforma

3.1 Fundamentación y rasgos constitutivos de la Formación General

Para comprender las razones que fundamentan la Filosofía en el currículum de la reforma en curso, es necesario tener una visión de la construcción de este mismo en términos más generales.
Un cambio importante que instaura la Reforma es que todos los alumnos comparten el mismo currículum hasta fines de segundo medio - es sólo en ese momento que se elige la modalidad técnico profesional o humanista-científico para 3º y 4º medio. Antes de la Reforma esta misma decisión se tomaba al final de octavo básico. Esta modificación tiene implicancias relevantes para la situación de Filosofía.

En la actualidad los alumnos tienen diez años completos, desde su entrada a la educación básica hasta terminar segundo medio, para lograr los objetivos y contenidos que han sido identificados como fundamentales para el éxito en cualquiera de las modalidades que luego eligen para 3º y 4º Medio. Durante estos diez años el currículum común tiene por propósito dotar a cada alumno y alumna de herramientas intelectuales y morales que los habiliten plenamente para su vida como personas, ciudadanos y productores en la sociedad del siglo XXI. Esta educación implica la adquisición de habilidades poco trabajadas en el pasado. Tienen que saber, pero también saber hacer; tienen que saber, pero también razonar, analizar, criticar, y evaluar posibles soluciones tomando en cuenta mucha información. Consecuentemente, el énfasis hoy en día no es sólo en memorizar hechos, sino también saber cómo interpretarlos, fundamentarlos, extrapolar a partir de ellos, y estas habilidades son adquiridas a través de muchas áreas - Lengua Castellana y Comunicación, Historia y Ciencias Sociales, Matemática, Ciencias Naturales, Arte, etcétera.

Además, la definición de Objetivos Fundamentales Transversales - objetivos que cruzan las diversas asignaturas - convoca a los profesores de todos los sectores a preocuparse de lo que comúnmente se llama "educación en valores", incluyendo temas como derechos humanos, cuidado del medio ambiente, igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, respeto y valoración de la diversidad cultural. De manera similar, los OFT invitan a los profesores de todas las asignaturas a preocuparse del logro de habilidades de pensamiento de orden superior, tales como capacidad de abstracción, pensamiento sistémico, experimentación y aprender a aprender, comunicación y trabajo colaborativo, resolución de problemas, manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio. Por la centralidad de la presencia de estas habilidades intelectuales y morales en el currículum nacional, vale la pena en los siguientes párrafos explicitar en qué consisten exactamente.

Capacidad de abstracción: al sistema escolar tradicionalmente se le ha exigido que desarrolle la capacidad de abstracción en los alumnos, solo que ahora esta tiene nuevas connotaciones relacionadas con la complejidad y exigencia de los desempeños requeridos en los nuevos contextos personales, productivos y ciudadanos. El sistema escolar debe asegurar hoy la adquisición de unas capacidades simbólicas mayores que en el pasado: de manejo y capacidad de interpretación y discriminación de volúmenes sin precedentes de información y, por tanto, de conceptualización y de categorización; de descubrimiento de patrones y significados; de modalidades de representación (metafórica, analógica, matemática); de lectura e interpretación de textos.

Pensar en sistemas: Para comprender, analizar y actuar sobre la realidad actual no bastan los esquemas de causas y consecuencias que tradicionalmente comunicaba la experiencia escolar. Ahora se le pide a ésta mostrar perspectivas más amplias, más integradas, más multicausales y multi-relacionales; más acordes con las formas en que las ciencias y la tecnología actual piensan y actúan sobre el mundo. Enseñar a pensar en sistemas supone enseñar a descubrir las totalidades que son relevantes; supone enseñar a identificar los nodos críticos y a pensar en relaciones, donde la temporalidad y nociones de retroalimentación son centrales; supone enseñar y aprender a redefinir problemas de acuerdo al 'sistema y nivel de relaciones' que se elija.

Experimentar y aprender a aprender: así como es clara la irrelevancia de una enseñanza enciclopédica, es clara también la necesidad de formar a los sujetos para que puedan autónomamente buscar y construir el conocimiento, sepan hacerse preguntas, indagar y ensayar. El nuevo currículum busca formar en unas capacidades de observación del propio aprendizaje y ello no se puede hacer sino prácticamente; viviendo el viaje del conocimiento; experimentando prácticamente, una y otra vez, en distintos ámbitos disciplinarios, el proceso de unas preguntas que se van precisando; su contrastación con evidencias (medibles o no; científicas o hermenéuticas); su arribo a un nuevo nivel de comprensión; y el descubrimiento de prejuicios y pre-conceptos, de caminos inútiles y útiles, del valor del orden y el método. Busca asimismo formar en algo fundamental: la motivación y los hábitos de trabajo para seguir aprendiendo.

Comunicarse y trabajar colaborativamente: El trabajo colaborativo y en equipo, es una dimensión muy importante de la experiencia que organiza el currículum, tanto para responder al requerimiento societal de integración, como por la necesidad más concreta de trabajo en equipo que caracteriza los contextos laborales actuales. Aprender a colaborar, comunicarse conceptos y métodos y alcanzar acuerdos; aprender a buscar y aceptar la crítica de los pares, pedir ayuda y reconocer los aportes de otros, no ha sido enfatizado en la enseñanza tradicional. Y sin embargo, estas habilidades son justamente las que están a la base de las organizaciones que en el presente innovan y lideran el crecimiento, así como también son fundamento de los procesos de cooperación, construcción de confianzas y lógicas de reciprocidad, claves para el crecimiento del capital social y la ciudadanía democrática moderna.

Resolución de problemas: Esta habilidad (saber cómo), que adquiere una gran importancia en el currículum actual, está relacionada con la noción de que la experiencia escolar que éste organiza, no solo tiene que ver con la apropiación de unos conceptos y de una representación del mundo. Tal criterio es fundante en el currículum tradicional. Se requiere actualmente formar a los niños y jóvenes para que comprendan el mundo, pero además para actuar en el mundo. En este plano se requiere que los estudiantes sean capaces de utilizar los conceptos y ser competentes en desempeños prácticos reales. Esto agrega una nueva tarea a la educación y a los educadores: además de comunicar mapas, modelos y representaciones, deben enseñar y formar, mucho más que antes, en unos procedimientos, habilidades y disposiciones para actuar en él. Y esto demanda un esfuerzo especial a la cultura escolar por organizar oportunidades de aprendizaje en que tanto la formulación como resolución de problemas tengan un lugar destacado, y en que los mismos tengan la más auténtica vinculación posible con la vida externa a las aulas.

Manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio: los alumnos de comienzos del nuevo siglo viven y van a vivir en el cambio, ¿cómo son preparados para ello?, ¿qué herramientas necesitan? Un currículum relevante debe ayudar a los jóvenes a orientarse en un mundo cambiante y entregarles bases seguras para ello. No hay evidentemente una disciplina y menos unos contenidos específicamente dedicados en el currículum a comunicar algo tan complejo y multidimensional como una adecuada relación con el cambio. Más bien, el conjunto de éste intenta: i) proveer bases de conocimiento y herramientas intelectuales para una comprensión adecuada de la historia contemporánea -fundamentalmente provista por el área de Historia y Ciencias Sociales-, como de las relaciones ciencia-tecnología-sociedad; ii) proveer una formación moral y actitudinal fundada en valores de "iniciativa personal, creatividad, trabajo en equipo, espíritu emprendedor y relaciones basadas en la confianza mutua y responsable" (Objetivo Fundamental Transversal. Mineduc, 1998); iii) proveer, a través de todas las asignaturas, los fundamentos y método del aprender a aprender, o de una relación pro-activa con la información, el conocimiento y el aprendizaje; iv) ofrecer, asimismo, oportunidades de aprendizaje de visiones diferentes a las propias, de modo de formar a personas abiertas y flexibles a la vez que autónomas y con un sentido crítico, que les permita discernir entre múltiples opciones.

Habilidades y actitudes relacionadas con la democracia y los derechos humanos: Las nuevas demandas a la educación requieren pasar desde la tradicional educación cívica planteada en una asignatura en Educación Media, referida a conocimientos sobre la estructura y funcionamiento del sistema de gobierno, a una formación ciudadana, más inclusiva y más profunda. Que además de conocimientos como los aludidos, incluya habilidades, valores y actitudes fundamentales para la vida en democracia. Una combinación, por tanto, de conocimiento sobre instituciones y procedimientos de la ciudadanía democrática, por un lado, con las habilidades requeridas por la misma en la situación presente, por otra. Esto lleva a plantear en el nuevo currículum contenidos y habilidades de formación ciudadana a lo largo de toda la secuencia escolar -y no solo al final de la enseñanza media-, ni solo en el área de Historia y Ciencias Sociales, sino también en Lengua Castellana y Comunicación (donde las habilidades de argumentación constituyen un eje articulador), en Orientación, en Filosofía , y en los Objetivos Fundamentales Transversales.

Valores y tensiones entre valores: Un requerimiento secular, reforzado por la propia historia nacional, es la necesidad de formar en una base moral que integre la sociedad en una configuración de valores en que todos se puedan reconocer suficientemente. No completamente, porque eso no es posible, pero suficientemente, de manera que ningún sector o grupo social pueda considerarse marginado o ignorado por lo que el currículum selecciona y organiza para que sea comunicado en la experiencia escolar acerca de lo que somos y buscamos ser como sociedad. En la base del nuevo currículum está el criterio de que la experiencia escolar debe educar en un conjunto de actitudes y habilidades que reconozcan como principio fundante el valor irreductible de la persona humana y de la convivencia social pacífica, pluralista y democrática. El currículum es explícito en su intención de formar sujetos autónomos, creativos, seguros de sí mismos y con sentido de trascendencia, a la vez que sujetos respetuosos de los demás, solidarios y comprometidos con los destinos de su sociedad.

Formar en esta base moral exige dar una respuesta a la tensión que se produce al integrar polaridades valorativas como ocurre en la relación entre individuo y sociedad, entre el yo y los otros, entre estabilidad e innovación. El principio que se ha aplicado al respecto en el currículum es el de equilibrio entre derechos y responsabilidades, solidaridad y competencia, lealtad y escepticismo, orden y crítica, apertura a la globalidad y valoración de la identidad y cultura propias.

Una educación que ignore o subordine uno de los polos en cada una de las dimensiones evocadas no es relevante, porque es parcial: construye en el ámbito escolar algo que puede ser ideológicamente consistente y robusto, pero que no forma en una sensibilidad y criterios morales relevantes para actuar en la vida fuera del ámbito escolar. Abordar las dimensiones valorativas mencionadas en una forma inclusiva de la tensión entre sus polos implica grandes desafíos a la formación en valores, ya que implica adicionalmente formar en capacidades de juicio sobre los límites entre valores así como sobre resolución de conflictos entre valores. Es en este punto que cobra relevancia especial la formación de las habilidades de pensamiento que permiten a los sujetos juzgar por sí mismos los cursos de acción a seguir.

Los equilibrios aludidos no equivalen a una armonización ingenua de distintas visiones ideológicas, portadora de unas generalidades sin valor formativo práctico para los educadores. Tampoco son neutrales en términos morales: están apuntando a una sociedad más capaz de actuar sobre sí misma, tanto en términos ciudadanos como de desarrollo económico, y más solidaria, democrática e integrada en términos socio-políticos.

Consecuentemente, las habilidades y destrezas, actitudes y valores centrales de una educación filosófica están actualmente presentes dentro de otras asignaturas y en contenidos intra-asignatura a lo largo de los diez años de currículum compartido por todos. En otras palabras, sin tener clases de Filosofía durante estos diez años los alumnos gozan de un currículum entero que se preocupa de muchas de las destrezas y habilidades centrales de la asignatura Filosofía, definido arriba como el segundo enfoque o perspectiva.

Desde este punto de vista es insostenible afirmar que el currículum de la Reforma es intencional o involuntariamente anti-filosófico. Al contrario, el segundo enfoque de la filosofía es un hilo conductor del conjunto de la Formación General Común. Como tal, invita a los alumnos a participar activamente en su propia educación, y esto significa otorgarles las herramientas para que reflexionan seriamente, y que planteen preguntas críticas fundamentadas frente a las representaciones imperantes, cuando se estime apropiado hacerlo. Lejos de tener un carácter instrumental que se contenta con la mera replicación de conceptos y supuestos imperantes, justamente porque define claramente los conocimientos y las competencias, habilidades intelectuales y morales que en conjunto constituyen su norte, el currículum de la Reforma aspira a formar a jóvenes integralmente capaces, es decir habilitados instrumental, intelectual y moralmente, tanto para integrarse a un orden como para criticarlo, conscientes de sus derechos como de sus responsabilidades, abiertos al mundo como valoradores de su identidad, y con ganas de aprender a lo largo de sus vidas.

3.2 Evidencia internacional sobre la presencia y obligatoriedad de la filosofía

Aunque en unos pocos colegios particulares nacionales e internacionales hay clases de filosofía en la Enseñanza Básica (donde ciertamente impera la segunda perspectiva o enfoque), en general cuando se enseña Filosofía su presencia está en la Enseñanza Media.

En un breve recorrido internacional, resumido en el cuadro a continuación, se puede observar que en algunos pocos países la Filosofía propiamente tal, o un sub-sector de ésta disciplina, está presente como curso obligatorio. En España, por ejemplo, todos los alumnos del 4º año de la Educación Secundaria Obligatoria ESO (16 años) tienen Ética; y en los últimos dos años de la secundaria (17 y 18 años) los alumnos del Bachillerato toman cursos de Introducción e Historia de la Filosofía. En las modalidades que dan lugar al Bachillerato Francés, tanto de índole artística, científica, humanista y tecnológica, los alumnos tienen clases de filosofía durante su último año de la enseñanza media aunque los tiempos y contenidos dependen de la modalidad en cuestión: desde una sola hora en bachilleratos técnicos hasta seis horas en bachilleratos de literatura. En Argentina todos los alumnos tienen clases de Ética y Formación Ciudadana al final de la Educación Secundaria Obligatoria, eso es a los 16 años.

Al contrario, no son pocos los países en los cuales la filosofía no tiene ninguna presencia en la enseñanza secundaria o su presencia depende de los intereses de los mismos jóvenes que pueden tomar filosofía entre un listado de asignaturas complementarias, o pueden prescindir de ella. En los países anglosajones (Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Australia), es poco frecuente incluso que Filosofía sea un curso electivo, aunque hay excepciones . Por ejemplo en el Reino Unido, cuna de tantos filósofos de renombre en los últimos cuatro siglos, sólo se estudia filosofía al nivel universitario. Filosofía es un electivo para alumnos de la secundaria en México, a pesar de que algunos contenidos de tipo filosófico como ética y cívica son temas vistos por todos a través de las ciencias sociales. Una situación parecida ocurre en países tan distintos como Brasil y Alemania donde se puede o no elegir la Filosofía como curso electivo de un listado de cursos humanistas y del sector de las ciencias sociales. En Argentina, Filosofía propiamente tal es optativa para el Polimodal de Ciencias Sociales y Humanidades.


País Obligatoriedad Ubicación en el currículum o presencia en áreas afines
México
No
Ética y cívica, mayormente a través de Ciencias Sociales

Argentina
Sí, Ética y Formación Ciudadana
No, Filosofía

Polimodal (últimos 3 años)
Optativa para Polimodal Ciencias Sociales y Humanidades

Brasil
No
Filosofía se encuentra en conjunto con otras asignaturas como Psicología en la categoría de "diversificadas", que por definición son optativos.

Francia

Estudio de propuesta para HC, TP (1-6 horas presenciales)

España
Sí: Etica

4º año de la Educación Secundaria Obligatoria ESO (2º Medio-- 16 años), tronco común, 2 horas semanales.
Bachillerato: últimos 2 años. Introducción a la filosofía y Historia de la Filosofía.
Alemania
No
Todos los alumnos entre 14-18 años tienen que tomar "ciencias sociales". Filosofía está en este grupo de asignaturas, con otras como historia, geografía, política /cívica, economía.

Canadá
No
En algunas provincias como Ontario, se ofrece Filosofía como electivo en los últimos dos años
Reino Unido
No
Se estudia al nivel universitario. En la secundaria, el curso más cercano (electivo) es Estudios Religiosos

Estados Unidos de América
No
Se estudia al nivel universitario.

Fuente: Ministerio de Educación, Unidad de Currículum y Evaluación.
En resumen, con la excepción de España y posiblemente Francia, tanto en países desarrollados como emergentes, en países con una historia y tradición filosófica fuerte como Alemania, como aquellos en que no es el caso como Canadá, y en países de distintas culturas y lenguajes, en general la filosofía está ausente de los currículum de la Enseñanza Media o ha sido incluida en forma de asignatura electiva, preferentemente para alumnos de los últimos niveles de la Enseñanza Media que piensan seguir estudios universitarios de corte humanista.
Esta predominante no-obligatoriedad de la asignatura es un fiel reflejo de la creencia que a partir de cierta edad, es beneficioso darles a los jóvenes la oportunidad de elegir algunos de sus cursos de acuerdo a sus intereses y motivaciones personales, por un lado. Por el otro, los hábitos y destrezas, actitudes y valores asociadas con la segunda definición de filosofía identificada, son apreciadas como centrales para la educación del siglo XXI en todos los currículum internacionales. Aunque se podría visualizar un papel fuerte para la filosofía en este sentido, los currículum tienden a repartir esta importante tarea en variados (sino todos) los sectores de aprendizaje, a fin de asegurar su plena adquisición.

4.0 Consultas, críticas y ajustes a la situación de la Filosofía en el currículum vigente

4.1 Educación Media Científico-Humanista
En el año 1996, el Ministerio de Educación conformó un equipo de profesionales de todas las áreas, incluyendo de la filosofía, para proponer los objetivos fundamentales y contenidos mínimos constitutivos del nuevo currículum. La propuesta de marco curricular para la enseñanza media que fue consultada a nivel nacional en 1997, incluyó para la modalidad Científico-Humanista a la filosofía, las artes y la educación física como materias de la Formación Diferenciada y se consideraba que solo una ciencia sería obligatoria en la Formación General.
Sin embargo, el proceso de consulta pública provocó cambios decisivos a la propuesta. Dicho de modo general, se limitó la Formación Diferenciada en educación científico-humanista y se aumentó en la educación técnico profesional. En la modalidad científico-humanista, a diferencia de la propuesta consultada, el Decreto 220 estableció la Filosofía, la Educación Física, un sub-sector de Educación Artística y dos de los tres subsectores de Ciencias Naturales como partes de la Formación General obligatoria. Con estas modificaciones, se frustró el intento de instalar una mayor especialización dentro de la modalidad Científico-Humanista: los tiempos destinados a la Formación General y Diferenciada se vieron afectados por el desplazamiento de estas materias desde la segunda hacia la primera. Si en la propuesta original se esperaba para la modalidad Científico-Humanista que los alumnos dedicarán entre 40-60% de su tiempo a la Formación Diferenciada, según el Decreto 220 se llegó a un 23% del tiempo total en 3º y 4º Medio.
4.2 Educación Técnico-Profesional
Una experiencia inversa ocurrió con la propuesta para la modalidad Técnico-Profesional. Frente al desafío de preparar a los jóvenes en alguna especialidad en particular, y frente a las demandas del perfil de egreso identificado para cada una de éstas, se redujo el tiempo de Formación General y se estableció en un 61% el tiempo para la especialización. La Formación General está constituida por Lengua Castellana y Comunicación, Idioma Extranjero, Matemática e Historia y Ciencias Sociales. La Formación Diferenciada alude a la especialización, definida en el marco curricular en términos de objetivos terminales agrupados en perfiles de salida, correspondientes a sectores ocupacionales.
4.3 La Comisión ad-hoc 2001 y el aumento de horas para Filosofía en la modalidad Científico-Humanista
Según el Decreto 220, en el marco curricular de Educación Media, el sector Filosofía y Psicología es obligatorio en 3º y 4º Medio como parte de la Formación General. Los programas del Ministerio aseguraron un mínimo de 2 horas semanales, pudiendo los establecimientos aumentarlas con cargo al tiempo normativamente definido como de "libre disposición". Asimismo si un establecimiento ofrece Filosofía como parte de la Formación Diferenciada, la asignatura aumentaría su tiempo desde dos hasta en cinco horas semanales adicionales.
Durante 2001, las agrupaciones de profesores de filosofía y formadores de profesores de filosofía se reunieron para formular y presentar sus primera petición: la recuperación de una hora, que en su opinión la disciplina habría perdido. Primero el Ministerio de Educación expuso las razones por las cuales filosofía en la Formación General tenía dos horas, enfatizando que a través de las horas de libre disposición los establecimientos podrían ofrecer un mayor número de horas a la semana y sin contar con las horas que podrían tener los alumnos si tomaran uno o los dos programas de filosofía de la Formación Diferenciada Científico-Humanista. Como el desencuentro de posiciones siguiera, la entonces Ministra de Educación Mariana Aylwin, decidió convocar a una Comisión ad-hoc en la que participaron las partes involucradas -- representantes de la Red de Profesores de Filosofía, del Consejo Nacional de Directores de Unidades Formadoras de Profesores de Filosofía, del Consejo Superior de Educación y del propio Ministerio.
Luego de tres reuniones de esta comisión, a petición del Ministerio, el Consejo Superior de Educación aprobó una modificación del marco curricular de la Enseñanza Media Científico-Humanista establecido en el Decreto Supremo Nº 220. Esta modificación consistió en disminuir a 9 horas la Formación Diferenciada y alzar a 27 horas semanales la Formación General. Los Establecimientos Educacionales que se adscribieron a los planes y programas de Estudios del Ministerio de Educación, aumentarían de 2 a 3 horas las clases semanales en el subsector de Filosofía y Psicología. De esta forma y como resultado de una comisión ad-hoc convocada por la Ministra Aylwin, se aumentó en una hora más la Formación General y disminuyó en una hora la Formación Diferenciada para satisfacer una de las peticiones de las agrupaciones de filosofía.
En síntesis, después de ser fortalecidos en su educación por un currículum de diez años de duración en el cual el énfasis está puesto en habilidades intelectuales y morales centrales que son asociados o constitutivos de una educación filosófica, los alumnos que optan por la modalidad Humanista-Científico tienen garantizadas 3 horas semanales de Filosofía si el establecimiento utiliza los programas del Ministerio de Educación. Asimismo, todos los colegios pueden aumentar esta cantidad de horas ya apreciable, entre dos y hasta un máximo de cinco horas adicionales, cargados a las horas de formación diferenciada.. Si antes de esta modificación en la distribución de las horas era para el Ministerio de Educación poco sostenible la afirmación que la filosofía es desvalorizada en el currículum de la Reforma, después de ella no tiene fundamento alguno.
5.0 Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios de los programas actuales de Filosofía, Educación Media Humanista-Científica
En la actualidad existen cuatro programas de estudio del sector Filosofía desarrollados desde el Ministerio de Educación y aprobados por el Consejo Superior de Educación. En la Formación General está el programa de estudio de Psicología cuyos destinatarios son los alumnos de 3º Medio, mientras que para los alumnos de 4º Medio está el programa de Filosofía. Además son dos los programas para la Formación Diferenciada de 3º o 4º Medio: Argumentación y Problemas de Conocimiento. Tomado en su conjunto, estos programas cubren tópicos existenciales, lógicos, conceptuales, éticos y sociales.
A continuación se señalará con mayor detalle en qué consisten estos cuatro programas de estudio. Los mismos constituyen, a juicio del Ministerio de Educación y del Consejo Superior de Educación que los aprobó, una excelente oportunidad para que los alumnos profundicen en las destrezas y habilidades asociadas con la segunda concepción de la filosofía referida, a través del estudio de la psicología y más aún de la filosofía propiamente tal .
a) Formación General: Psicología
En tercero medio, las alumnas y alumnos se introducen por primera vez a la Psicología. El marco curricular define que esta disciplina de las ciencias humanas debe otorgarles unos conocimientos y habilidades de base para la comprensión psicológica de sí mismos y de sus relaciones con los demás. Se trata que los estudiantes reconozcan procesos y dimensiones de la conducta humana. Que puedan representarse a las personas como seres complejos insertos en medios sociales que los influyen y que también ellos influyen. Interesa que los jóvenes entiendan que los procesos son dinámicos y que perciban que éstos están influidos por la conformación neurofisiológica, la edad, la biografía y la cultura en que se desarrollan las personas.
El programa organiza actividades de aprendizaje que combinan la apropiación de conceptos y distinciones articuladoras de la psicología, como perspectiva sobre lo humano, con la aplicación de éstos a la propia experiencia de alumnos y alumnas. A través de los contenidos del programa, ellos podrán distinguir factores y relaciones involucrados en la conformación de su propia identidad y de la interacción con otros, comprendiendo algunas claves para procesos de autocuidado y crecimiento personal desde una perspectiva psico-social.
El programa busca producir aprendizajes que otorguen nuevos fundamentos a la tolerancia y el respeto; que aporten distinciones que permitan a alumnos y alumnas desarrollar la autoestima y el reconocimiento -en sí mismos y en los demás- de comportamientos en que intervienen algunos factores que muchas veces no dependen de la voluntad del individuo y otros que son susceptibles de ser aprendidos y desarrollados. El proceso de autocomprensión y entendimiento del comportamiento humano, que se busca producir y desarrollar, se vincula además explícitamente con la reflexión sobre la experiencia moral y la formación del juicio práctico y la autodeterminación, el que se profundiza en 4º Año Medio en Filosofía.
Lo señalado se plasma, como se dijo, en actividades que trabajan conceptos a la vez que recurren en forma sistemática a procesos de interpretación y aplicación de las nuevas distinciones a la propia experiencia.
El programa está organizado en las mismas cuatro unidades que plantea el marco curricular de Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios. La Unidad 1, El ser humano como sujeto de procesos psicológicos, introduce los procesos psicológicos básicos del ser humano, tanto cognitivos como afectivos. Entre los cognitivos se consideran: percepción, atención, memoria, lenguaje, pensamiento, aprendizaje e inteligencia. Se abordan luego algunas de las emociones y procesos afectivos más importantes, caracterizando aquellos fenómenos que son propios del ser humano y entendiendo la dinámica psíquica como un conjunto de procesos en que están presentes todas las posibilidades de pleno desarrollo de la persona.
Una vez que el estudiante ha comprendido los procesos intra-psíquicos del ser humano, se encontrará preparado para comprender los procesos de interacción social que tienen lugar diariamente en sus vida, y que son tratados en la Unidad 2: El individuo como sujeto de procesos psicosociales. El individuo es considerado como miembro de categorías sociales en las cuales la comunicación adquiere un papel de gran importancia.
La Unidad 3, Individuo y sexualidad, organiza sus contenidos, aprendizajes y actividades en torno a tres temas: sexualidad, identidad y género; la elección de pareja; y, sexualidad adolescente responsable. El programa aborda la sexualidad como una dimensión constitutiva del desarrollo personal, que involucra facetas biológicas, psicológicas, socioculturales y ético-filosóficas.
La Unidad 4, Bienestar psicológico, que cierra el programa, está orientada al manejo conceptual de ciertas distinciones que pueden contribuir al desarrollo de un estilo de vida saludable. El propósito es que los alumnos y alumnas sean capaces de poner en juego recursos cognitivos y afectivos para desarrollar e implementar estrategias de prevención y autocuidado frente a problemas psicosociales frecuentes en la adolescencia.
Dada la naturaleza innovadora del programa, que combina teoría y aplicación práctica, así como el requerimiento de basar el mismo en el estado actual de la Psicología como ciencia social, se ofrece a la profesora o el profesor abundante material de apoyo, presentado tanto dentro de las unidades, como en el Anexo Documentos de apoyo, al final del programa. Al interior de las unidades, y dentro de la secuencia de actividades propuestas, se incluyen bases conceptuales para uso del docente bajo el rótulo Recuadro y material para el trabajo con los estudiantes, bajo el rótulo Texto alumnos: material para estudio, reflexión y /o realización de actividades por alumnos y alumnas.
En resumen, los contenidos vistos por los alumnos en este programa de Psicología son las siguientes:
Unidad 1: El ser humano como sujeto de procesos psicológicos
Subunidad 1: Introducción al abordaje psicológico del ser humano: visión integradora de los procesos psicológicos
Subunidad 2: Los procesos cognitivos
Subunidad 3: Los procesos afectivos
Unidad 2: El individuo como sujeto de procesos psicosociales
Unidad 3: Individuo y sexualidad
Tema 1: Sexualidad, identidad y
Tema 2: La elección de pareja
Tema 3: Sexualidad adolescente responsable
Unidad 4: Bienestar psicológico

b) Formación General: Filosofía
El programa de Formación General en Filosofía para Cuarto Año Medio articula una combinación particular de actividades y ejemplos acorde con el marco curricular de Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos obligatorios de la Educación Media. Su meta es ambiciosa y múltiple: ofrecer experiencias filosóficas genuinas y documentadas; conocer algunas de las muchas respuestas que han sido ofrecidas por la filosofía en los 2.500 años de su historia en el Occidente; mostrar las preguntas filosóficas como aquellas cuyas respuestas afectan el sentido de la vida humana; y también, desarrollar las capacidades de reflexionar tanto oralmente como por escrito acerca de tales preguntas y sus respuestas de manera lúcida, rigurosa y que, en principio, está abierta a tratar con respeto posiciones distintas de la propia. Ahora bien, para describir el marco curricular vigente para la formación general en filosofía hay que distinguir tres dimensiones presentes en toda introducción a ella, las cuales, si bien están íntimamente relacionadas son distintas, a saber: la temática, la metodológica y, finalmente, la dimensión histórica.
Por ejemplo, estas dimensiones se combinan en la primera de las cuatro unidades que contempla el marco curricular de la siguiente manera: la dimensión temática surge en términos del contraste entre los problemas de la metafísica ("¿qué componentes describen más adecuadamente el universo?"); la epistemología ("¿qué significa conocer?"); y la ética ("¿por qué debemos comportarnos moralmente?"). Por otra parte, la dimensión metodológica emerge en la referencia a la diversidad de métodos que se ocupan en la actividad filosófica; a saber: el diálogo oral o escrito que, sin desautorizar ni reconocer tampoco a ninguna fuente la calidad de autoridad final, somete a escrutinio crítico las distintas visiones globales en metafísica, epistemología y ética; el análisis de los conceptos utilizados en dichas visiones; la búsqueda de los supuestos en los cuales descansan tales creencias más generales acerca de la realidad, el conocimiento y la acción humana; la argumentación racional escrita en tales temas; y la reflexión para propósitos filosóficos acerca de situaciones tanto ficticias como de la vida real. Finalmente, la dimensión histórica se expresa en los 24 filósofos estipulados en las cuatro unidades del marco curricular.
En términos de su dimensión histórica el marco curricular privilegia el período contemporáneo; el número de autores prescritos que pertenecen a dicho período es ligeramente superior al total propuesto para los períodos moderno, medieval y clásico. Por otra parte, el marco curricular claramente privilegia las dimensiones temática y metodológica por sobre la histórica. Argumentar filosóficamente en la sala de clases es el objetivo básico, más bien que memorizar el orden histórico de doctrinas y sistemas. Para lograrlo es necesario dominar los métodos de la filosofía porque ellos elevan el debate por sobre el mero intercambio de opiniones o el discurrir narrativo cuyo foco no es la argumentación racional rigurosa. Sobre todo, entonces, se trata de despertar el interés, la curiosidad y el entusiasmo por preguntas acerca de la naturaleza de la realidad y nuestras posibilidades de conocerla que afectan el sentido de la vida humana.
El programa tiene aspiraciones ambiciosas. Contribuir a la preparación de la juventud chilena para vivir en un mundo que a muchos se presenta como cambiante e incierto y en el cual la libertad humana enfrenta desafíos y preguntas respecto de cuyas respuestas hay un debate intenso. Trabajar con preguntas filosóficas supone aprender a reconocer que respecto de ellas (incluida, desde luego, la pregunta acerca del sentido de la vida humana), hay un rango abierto pero acotado de respuestas que son igualmente inteligibles, susceptibles por igual de defensa racional y, por lo tanto, al menos para propósitos filosóficos, dignas de ser tratadas con igual respeto. Así, la práctica de la filosofía tiene un impacto formativo básico: desarrollar la capacidad de tratar con respeto a personas que viven de acuerdo a respuestas distintas de la propia, tarea que se ve reforzada por el tratamiento de los temas cognitivos y afectivos ofrecido en el programa de Psicología de Tercer Año Medio.
Entendida de esta manera, la asignatura de filosofía abre una oportunidad educacional única, que irradia a múltiples ámbitos incluidos el laboral, el profesional, el familiar, el político y el religioso, iluminando la vida que, más allá de sus legítimas diferencias, intentan compartir ciudadanos libres e iguales ante la ley.
El marco curricular establece además una serie de orientaciones y restricciones respecto de la formación general en filosofía, que requiere ser completado mediante diversas decisiones del profesor o profesora. Por una parte, tiene que elegir ocho de los 24 filósofos estipulados por el marco curricular y determinar si, como hace el programa, añade otros. Y, por otra parte, el docente debe decidir cómo adecuar este programa a las características particulares de cada establecimiento. Preservando los objetivos fundamentales y los contenidos mínimos obligatorios, el profesor puede no solo adoptar realizaciones distintas de las provistas en los ejemplos de las distintas actividades sino que debe también determinar cuáles ejemplos desarrollar y dónde insertar las sesiones destinadas tanto a introducir como a sintetizar y contrastar las distintas posiciones.
Por la importancia que reviste la dimensión ética para el desarrollo integral de los estudiantes y para la convivencia social, el foco temático del marco curricular es la experiencia moral y la reflexión acerca de asuntos valorativos. Este énfasis en la experiencia moral, por su carácter más concreto, puede además despertar el interés de los estudiantes acerca de otros temas de reflexión filosófica.
El programa de Filosofía de 4º Año Medio está compuesto de las siguientes unidades:
Unidad 1: La Filosofía: introducción
Subunidad 1: La filosofía y el sentido de la vida humana
Subunidad 2: Problemas metafísicos y epistemológicos
Subunidad 3: Los métodos de la filosofía
Unidad 2: El problema moral
Unidad 3: Fundamentos de la moral
Subunidad 1: Conceptos morales básicos elección del proyecto
Subunidad 2: Diferentes fundamentos de la Moral
Unidad 4: Ética social
Subunidad 1: Instituciones, poder y sociedad
Subunidad 2: Derecho, justicia e igualdad
Subunidad 3: Ética social contemporánea
c) Formación Diferenciada para 3º y 4º Medio: Argumentación
El programa de Argumentación corresponde a uno de los módulos diferenciados que el marco curricular del sector Filosofía y Psicología contempla en la formación de los estudiantes de Tercero y Cuarto Año de Educación Media. Ambos módulos, (Argumentación y Problemas del Conocimiento) se orientan a lograr que los estudiantes agudicen su sentido crítico y su capacidad reflexiva. En el módulo de Argumentación, el logro de estos objetivos se persigue, en primer lugar, a través de la reflexión sobre las herramientas de que nos servimos para una comunicación eficaz y rigurosa, los factores que causan las disputas y las controversias públicas y el papel que juega la argumentación en la resolución de éstas. En segundo lugar, se busca incentivar el desarrollo del sentido crítico de los estudiantes a través del análisis de las argumentaciones cotidianas, la aplicación de criterios que les permiten evaluar la corrección o razonabilidad de éstas y el análisis crítico de las falacias más comunes, especialmente las que se encuentran cotidianamente en los medios de comunicación.
Las actividades de aprendizaje propuestas enfatizan el desarrollo de habilidades comunicacionales, como las de describir, definir y explicar con claridad y rigurosidad, adaptándose a las necesidades del contexto comunicacional de que se trate, y el desarrollo de habilidades de razonamiento, como las de distinguir, comparar, analizar y evaluar descripciones, definiciones, explicaciones y argumentaciones tomadas de la vida cotidiana, de textos literarios, de la prensa oral y escrita y de la publicidad. Enfatiza, además, el desarrollo de valores y actitudes favorables a la convivencia democrática, tales como el respeto a las opiniones ajenas y la diversidad, la búsqueda de solución en los conflictos por medio del diálogo y la valoración de la honestidad en la elección de los medios de persuasión o en la capacidad de reconocer que se ha cometido un error de razonamiento o de admitir que la opinión que se sostenía era equivocada.
El programa está organizado en cuatro unidades. La Unidad 1 introduce categorías sobre las herramientas fundamentales que usamos para expresarnos y comunicarnos: la descripción, la definición, la explicación y la interpretación. Los alumnos y las alumnas son estimulados a reflexionar sobre estas herramientas, que conocen desde que adquirieron el lenguaje, para que tomen conciencia de las diversas maneras que tenemos de emplearlas, las distintas funciones que cumplen y su adecuación a diferentes contextos.

La Unidad 2 se centra en la noción de controversia, orientándose a lograr que los estudiantes tomen conciencia del papel de las controversias en la sociedad actual, comprendan su origen y los distintos contextos en que se presentan y comprenden el papel de la argumentación para resolverlas de una manera razonable. Los contenidos del programa de Psicología de Tercer Año Medio proporcionan enriquecedores elementos para identificar factores afectivos y otros, constitutivos de la personalidad, que influyen en la posición que a veces se adopta en una controversia. De ahí que la distinción entre la simple expresión de una opinión y la argumentación, como expresión de un punto de vista acompañado de una fundamentación, resulta indispensable. Una vez adquirida esta distinción, los estudiantes son estimulados a reconocer la presencia de la argumentación en el contexto de la vida cotidiana y en el contexto literario.
La Unidad 3, la argumentación y los actos de habla, entrega herramientas de análisis que permiten lograr una mejor comprensión y reconstrucción de las argumentaciones, lo que prepara para la tarea de evaluación posterior. Mediante la distinción entre las funciones comunicativas e interactivas de los actos de habla, se hace posible comprender los significados implícitos e indirectos que pueden estar presentes en el acto de habla complejo de la argumentación y se la puede reconstruir más adecuadamente. Las actividades de aprendizaje propuestas familiarizan a los alumnos y alumnas con estas distinciones y su aplicación a la reconstrucción de la argumentación. Por último, en esta unidad se presentan los criterios que permiten evaluar la corrección de las argumentaciones y se les da la oportunidad a los estudiantes de analizarlos y aplicarlos.
La Unidad 4, las falacias informales, presenta un conjunto de falacias, agrupadas de acuerdo al tipo de error comunicacional que se comete al incurrir en ellas: falacias de ambigüedad, falacias de falsos supuestos y falacias de manipulación de las emociones. El estudio de las falacias es enfocado como un complemento necesario del estudio de la argumentación, que permite a los estudiantes adquirir una cierta práctica en aplicar los criterios de evaluación de las argumentaciones adquiridas en la unidad anterior y estar en guardia ante argumentaciones falaces presentes en distintas instancias de la vida cotidiana, en el discurso político y en la publicidad. Contribuye, además, a desarrollar una capacidad crítica que redunda en una habilidad para pensar con mayor claridad y evitar cometer las falacias que se han detectado en las argumentaciones criticadas.
En resumen, las unidades tratadas en el programa de Argumentación son las siguientes:
Unidad 1: Descripción, definición y explicación
Subunidad 1: La descripción
Subunidad 2: La definición 2
Subunidad 3: La explicación y la interpretación del sentido

Unidad 2: La argumentación y la resolución de controversias
Subunidad 1: Las controversias y los distintos contextos en los que se presentan
Subunidad 2: La fundamentación de los puntos de vista como vía para la resolución de las controversias
Subunidad 3: La presencia de la argumentación en otros procesos comunicativos: la controversia y la narración
Unidad 3: La argumentación y los actos de habla
Subunidad 1: El lenguaje y los actos de habla
Subunidad 2: La argumentación como un acto de habla complejo
Subunidad 3: Los criterios que permiten evaluar las argumentaciones
Unidad 4: Las falacias informales
Subunidad 1: Falacias de ambigüedad
Subunidad 2: Falacias de insuficiencia
Subunidad 3: Falacias de irrelevancia
d) Formación Diferenciada para 3º y 4º Medio: Problemas de conocimiento
Los objetivos fundamentales de este programa proponen como desafío lograr que los alumnos y alumnas formen hábitos de pensamiento crítico y de discernimiento frente a su experiencia de vida y conocimiento adquirido. Al mismo tiempo, se propone ayudarlos a desarrollar actitudes reflexivas y sensibles a las múltiples perspectivas e interpretaciones que los seres humanos podemos adoptar frente al mundo. Habiendo logrado estas destrezas y actitudes, serán capaces de evaluar el conocimiento y de identificar las ventajas y límites de los procesos involucrados en su producción y justificación. En el camino, tomarán conciencia de sí mismos como pensadores y conocedores, reconocerán la complejidad del conocimiento y valorarán esta creación humana en sus múltiples manifestaciones.
El programa ha sido elaborado pensando más en la filosofía como actividad que como cuerpo de conocimientos, tratando de que las actividades, y los problemas filosóficos que las subyacen, puedan resonar con la experiencia de los estudiantes en los diferentes contextos en los cuales viven y estudian. En particular, haciéndose eco de las palabras de Einstein cuando afirma que "la inteligencia se alimenta de preguntas, no de respuestas", las actividades han sido formuladas como interrogantes, y los ejercicios, como posibles formas de abordarlas. Si bien las preguntas gatillan la búsqueda inteligente en todas las áreas de la experiencia humana, en el caso de la filosofía pareciera ser su leit motif y, por ende, un enfoque apropiado para este programa diferenciado de Filosofía.
El programa de estudio del Ministerio de Educación en este caso, está organizado en tres unidades. La Unidad 1, Maneras de conocer, organizada en tres subunidades, ofrece materiales, actividades y preguntas para problematizar con los alumnos qué sabemos y cómo sabemos, examinando las fuentes de nuestro conocimiento. La Unidad 2, Diversidad de observadores y diversidad del conocimiento, también organizada en tres subunidades, abarca los temas de la percepción humana como proceso activo y selectivo, los diferentes factores que influyen en la producción y justificación del conocimiento, y preguntas sobre objetividad e intersubjetividad en el conocimiento. Considerando que la percepción es un contenido del programa de Filosofía y Psicología (Formación General, 3º Medio), en este programa el énfasis está puesto en su relación con el lenguaje y el pensamiento. La Unidad 3, El Conocimiento científico en perspectiva, es la más extensa. Articulada en cinco subunidades, aborda las características del conocimiento científico y el rol en éste de las preguntas, las hipótesis y las teorías, así como los procesos de inducción, deducción y abducción; plantea actividades para trabajar las distinciones entre descripción, explicación y predicción y concluye interrogando sobre la temática del cambio y las revoluciones científicas.
Aunque el título de la tercera unidad podría sugerir una perspectiva cientificista del conocimiento, no es el propósito. Primero, las actividades sugeridas y las preguntas involucradas en los ejemplos son demandantes en el sentido de dejar abierta para la discusión la naturaleza de las ciencias y, en particular, cuáles disciplinas legítimamente deberían llamarse y considerarse como tales. Los alumnos explorarán las diferencias y similitudes entre el conocimiento científico natural y la historia, el arte, la ética, las "ciencias" sociales, con la finalidad de reconocer los aciertos y límites de los diferentes conocimientos incluyendo, por supuesto, los que son considerados científicos.
En otras palabras, el conocimiento científico será sometido a una evaluación crítica por parte de los estudiantes. Será sometido a discusión si los métodos científicos deben extenderse a otros dominios de la vida intelectual y moral; y también, si los conocimientos científicos son superiores en algún sentido. En resumen, el valor de las ciencias con relación a otros conocimientos corresponde a una discusión abierta, los protagonistas de ésta deben ser los alumnos y alumnas en conjunto con sus profesores.
En resumen, el programa de estudio Problemas de Conocimiento integra las siguientes unidades:
Unidad 1: Maneras de conocer
Subunidad 1: ¿Qué sabemos y cómo sabemos?
Subunidad 2: Las diversas fuentes de información
Subunidad 3: Encuestas, entrevistas y estadísticas
Unidad 2: Diversidad de observadores y diversidad del conocimiento
Subunidad 1: La percepción humana como proceso activo y selectivo
Subunidad 2: Diferentes factores que influyen en la producción y justificación del conocimiento
Subunidad 3: Objetividad e intersubjetividad en el conocimiento
Unidad 3: El conocimiento científico en perspectiva
Subunidad 1: Características fundamentales del conocimiento científico
Subunidad 2: Las preguntas, las hipótesis y las teorías en el conocimiento científico
Subunidad 3: La abducción, inducción y deducción en el conocimiento científico
Subunidad 4: Descripción, explicación y predicción en el conocimiento científico
Subunidad 5: El problema del cambio en la ciencia y las revoluciones científicas
En términos de sus contenidos, orientaciones didácticas, sugerencias de actividades, bibliografías requeridas y anexas, estos cuatro programas de estudio destacan comparativamente -- con el pasado, y con similares de otros sistemas escolares del mundo -- por su profundidad y amplitud en lo que concierne la educación en filosofía para alumnos de la enseñanza media científica-humanista. Con esto no se quiere aseverar que no sean susceptibles de discusión alguna, o que no podrían ser perfeccionados. Sí se afirma que en comparación, en especial con lo magro y estrecho de los programas de estudio oficiales existentes en el pasado, los programas actuales son robustos, contemporáneos y equilibrados. Combinan de forma adecuada los dos enfoques para la filosofía explicitados al principio de este documento. Por todo lo anterior, no es exageración pensar que en cierto sentido coronan la formación propuesta por la Enseñanza Media Científico-Humanista.
6 Nuevas propuestas de profesores y formadores de profesores de Filosofía
6.1 Relativas a la Educación Técnico-Profesional
Desde 2001, las agrupaciones de profesores y formadores de profesores de filosofía han propuesto la inclusión de la filosofía en la formación diferenciada técnico-profesional en 3º y 4º medio, aduciendo que es injusto que el 44% de la matrícula de 3º y 4º medio sea discriminado por la ausencia de la asignatura en su formación. Adicionalmente afirman que la preparación escolar de trabajadores y ciudadanos en democracia, requieren una formación filosófica. Según su perspectiva, es a partir de la reforma en curso que se "eliminó" la filosofía de la educación técnico-profesional.
Para comenzar debe ser aclarado que en definitiva la reforma curricular no innovó en esta materia por lo que es equivocado hablar de su "eliminación".(Ver 2.1)
Independientemente de lo anterior, es necesario responder a la supuesta discriminación causada por la ausencia de clases de filosofía. Debe tenerse presente que estos mismos alumnos se han beneficiado de un currículum común a toda la matrícula hasta segundo medio en el que los sectores de aprendizaje específicos y los objetivos fundamentales transversales disponen la adquisición de habilidades cognitivas y actitudinales propias de la segunda definición del aporte de la filosofía explicada al principio de este informe. Asimismo, han tenido abundantes y sistemáticas oportunidades de aprendizaje en torno a valores para reforzar el concepto de ciudadanía en democracia. Los programas de estudio elaborados por el Ministerio de Educación para la Formación Diferenciada Técnico-Profesional en 3º y 4º Medio, por lo demás, se confeccionaron integrando conocimientos tecnológicos, destrezas técnicas y actitudes laborales. Dentro de estas últimas, se contextualizan contenidos y habilidades tradicionalmente vinculadas a la Filosofía, según la segunda definición del aporte de la asignatura a la educación. Ciertamente lo que sí está ausente son los contenidos específicos de la Filosofía de 4º Medio cuyo énfasis está en la moral individual y social.
En la última sección de este informe (7.0), se presenta la decisión del Ministerio respecto de esta propuesta.

6.2 Educación Media de Adultos
En la actualidad, existe una diversidad de decretos que rigen la educación de adultos, con contenidos curriculares bastante disímiles entre sí. Una de las razones de ser de la actual propuesta de marco curricular en esta modalidad de enseñanza, es justamente corregir esta situación, definiendo un núcleo común de objetivos y contenidos que puede realizarse flexiblemente en distintas modalidades educativas presenciales y no presenciales. El propósito es resguardar una calidad curricular equivalente en las distintas modalidades de educación de adultos. En el marco curricular propuesto no se considera Filosofía como sector obligatorio, asignatura que sí se incluía en la mayoría de los decretos de educación media de adultos . Dada la profundidad de este cambio es importante explicitar por qué la propuesta de marco curricular ubica a la Filosofía como asignatura electiva.
La propuesta contempla una Formación General que "responde a las necesidades de un proceso de formación integral en las condiciones socioeconómicas y culturales contemporáneas y debe proveer al conjunto de la matricula las competencias de base para el desarrollo personal, para cualquier trayectoria laboral o de estudios y para el ejercicio pleno de la ciudadanía y participación social". Por estas mismas razones esta Formación General incluye Lengua Castellana y Comunicación, Idioma Extranjero, Matemática, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales.
Asimismo, la propuesta define un ámbito llamado Formación Instrumental que se define como "un espacio curricular de carácter práctico, cuyos contenidos mínimos proporcionan herramientas para manejarse adecuadamente en situaciones propias de la vida adulta. El objetivo de este espacio es proveer metodologías para enfrentar exigencias y desafíos relevantes de la vida adulta en contextos operacionales concretos." Congruente con esta definición, el ámbito de la formación instrumental incluye Convivencia Social, Consumo y Calidad de Vida, Inserción Laboral y Tecnologías de la Información y de las Telecomunicaciones.
En tercer lugar, la propuesta identifica una Formación Diferenciada, que es "un espacio que atiende a las aptitudes e intereses personales y las disposiciones vocacionales de alumnos y alumnas, armonizando sus decisiones individuales con requerimientos de la cultura nacional y el desarrollo productivo, social y ciudadano del país." La Formación Diferenciada Humanístico-Científica de Adultos tiene por objetivo "proveer de conocimientos y competencias en un número reducido de sectores en función de talentos, intereses, aptitudes y expectativas de los alumnos" e incluyen Lengua Castellana y Comunicación, Idioma Extranjero, Matemática, Filosofía, Educación Artística y Educación Física. El marco estipula que "será opción de los alumnos y alumnas de esta modalidad decidir si realizan o no la Formación Diferenciada y determinar el sector o subsector que cursarán dentro de ella. El establecimiento, por su parte, deberá ofrecer al menos dos sectores o subsectores curriculares a elección de los alumnos y alumnas". La Formación Diferenciada para la Educación Técnico Profesional de Adultos, en cambio, está conformada por los catorce sectores económicos y 46 canales de especialización definidos por la Educación Media Diferenciada Técnico Profesional regular.
La decisión de incluir a la Filosofía como parte de la Formación Diferenciada y no de la Formación General responde a dos premisas: una población que ya tiene una experiencia de vida significativa y que acude a la educación de adultos, más que a formarse, a culminar su educación formal; y los límites de tiempo disponible para dedicar al proceso de enseñanza- aprendizaje de los adultos, que es la mitad que en la enseñanza regular. En consecuencia, el marco curricular propuesto está concentrado en aquellos núcleos de conocimientos considerados fundamentales para mejorar las oportunidades de inserción social y laboral de los adultos que asisten a esta modalidad.
Para matizar este énfasis, que puede calificarse de instrumental, se da la oportunidad a los mismos adultos a elegir una formación más amplia en áreas de su interés, a través de la Formación Diferenciada. En otras palabras, si el principio de diferenciación es válido en la enseñanza media, por estimar que los jóvenes de 3º y 4º medio son capaces de conocer las áreas de estudio e interés en los cuales desean profundizar su conocimiento, este mismo principio resulta igual sino aún más relevante cuando se trata de adultos. En esta perspectiva, la Filosofía se consideró como una de las áreas que con legitimidad los adultos pueden elegir como parte de su Formación Diferenciada.
Es importante destacar que sobre el tema de la inclusión o no de la Filosofía como obligatorio componente de la educación de adultos, hubo una consulta a todos los establecimientos que imparten esta modalidad de enseñanza durante 2003.
6.3 Resultados de la Consulta
Cuando se solicitó a los docentes y directivos de los establecimientos que se pronunciaran respecto a la pertinencia de los sectores de aprendizaje incluidos en la formación diferenciada Humanístico-Científica de la nueva propuesta para la Educación de Adultos, la mayoría de ellos evaluó como adecuados los sectores propuestos (82.3%).

En cambio una minoría de los consultados (17.6%) estimó inadecuados estos sectores diferenciados. De estos, un 17.5% (del 17.6%) contestó que el sector de filosofía debía ser parte de la formación general con carácter obligatorio (de los 356 establecimientos involucrados en la consulta, 10 establecimientos tenían esta opinión).
En la actualidad esta propuesta de marco curricular está en consulta previa en el Consejo Superior de Educación, instancia que deberá pronunciarse sobre su contenido en los próximos meses.

7.0 Resumen y cursos de acción futura del Ministerio de Educación en este ámbito
1. Hay distintas maneras de entender el aporte de la Filosofía en el currículum, y las determinaciones curriculares que se tomen, dependerán en gran medida de la definición de la filosofía que se tenga, como también, del tiempo que se dispone para la asignatura. No solo hay distintas maneras de incluir la Filosofía en la educación escolar, sino distintas maneras de definir lo que se valora como educación en esta disciplina.
2. Desde una perspectiva, la filosofía es un cuerpo de conocimientos constituido por obras e ideas filosóficas, simultáneamente una fuente y un legado cultural-histórico. El objetivo de la enseñanza de la filosofía, desde esta perspectiva, es familiarizar a los jóvenes con este cuerpo de conocimientos o partes del mismo. Esta perspectiva requiere un espacio curricular específico para su enseñanza.
Según una segunda perspectiva, la filosofía se concibe como un actuar o estar en el mundo de modo esencialmente indagatorio y explorador. Las preguntas ocupan un lugar privilegiado en este enfoque, y se presume que son susceptibles de variadas respuestas. En este sentido la filosofía sirve para promover en los alumnos una serie de destrezas y habilidades de índole cognitivas - por ejemplo, su capacidad analítica, crítica y reflexiva; además, ayuda al desarrollo de actitudes y valores, asociados con la ética y la convivencia armónica, tales como la tolerancia frente a diferentes puntos de vistas, y la resolución de conflictos a través del diálogo constructivo y razonado. En esta perspectiva la filosofía puede ser tanto una materia específica como transversal.
3. Al revisar la experiencia internacional se observa que mayoritariamente, en países desarrollados como emergentes, en países con una historia y tradición filosófica fuerte como aquellos en que no es el caso, y en países de distintas culturas y lenguajes, la filosofía en el sentido de un cuerpo de conocimientos está ausente del currículum o ha sido incluida en forma de asignatura electiva y preferentemente para alumnos de los últimos niveles de la Enseñanza Media, que piensan seguir estudios universitarios de corte humanista. La no-obligatoriedad de la asignatura es un fiel reflejo de la creencia que a partir de cierta edad, es beneficioso darles a los jóvenes la oportunidad de elegir algunos de sus cursos de acuerdo a sus intereses y motivaciones personales. Al mismo tiempo, los hábitos y destrezas, actitudes y valores asociadas con la segunda definición de filosofía referida, son apreciadas como centrales para la educación del siglo XXI en todos los currícula internacionales. Aunque se podría visualizar un papel fuerte para la filosofía en este sentido, los currícula tienden a repartir esta importante tarea en variados (sino todos) los sectores de aprendizaje, a fin de asegurar su plena adquisición.
4. En el caso chileno, se incluye Filosofía como curso obligatorio en la formación Humanista Científica y no se incluye en la formación Técnico-Profesional. En el currículum de la reforma se toma la idea compartida internacionalmente de ofrecer mayores oportunidades de elección y especialización en los dos últimos años escolares tanto en la modalidad humanista científica, como en la modalidad técnico profesional. Esta especialización es particularmente relevante en la formación Técnico-Profesional, encargada de preparar a los alumnos para el mundo del trabajo, tal como se constató en el proceso de consulta nacional. En esta modalidad las presiones confluyentes de todos los actores involucrados fue por extender la especialización.
5. Chile tiene en su combinación de Formación General y Formación Diferenciada un rango muy rico y actualizado de posibilidades de enseñanza y aprendizaje en esta área. Son cuatro los programas de estudio que lo componen: Psicología, Filosofía, Argumentación y Problemas de Conocimiento. Las horas normativamente destinadas para la Formación General, más la posibilidad de agregar horas adicionales como parte de la Formación Diferenciada, resultan adecuadas para que los alumnos adquieren los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios que en su momento fueron definidos para este sector.

Tomando en consideración el conjunto de estos antecedentes, el Ministerio de Educación responde a las peticiones planteadas por las asociaciones de profesores y formadores de profesores de filosofía en los siguientes términos:
1. Se reconoce y valora el aporte formativo de la Filosofía, en el sentido de ser una de las vías para promover destrezas y habilidades de orden cognitivo, ético y cívico que son fundamentales, pero a la vez busca preservar la formación especializada de la modalidad Técnico-Profesional. Frente a la demanda de incorporar a la filosofía en la formación Técnico-Profesional, se hace una propuesta que busca preservar ambos principios.
Se propone incorporar filosofía a la formación especializada, desarrollando contenidos relevantes y reforzando las habilidades de orden cognitivo, ético y cívicos en los alumnos en la forma de módulos optativos.
Se propone elaborar módulos de Filosofía que sean parte de la formación especializada en lo que se denomina como módulos complementarios. A diferencia de los módulos obligatorios, "cuyo tratamiento resulta forzoso de realizar porque los aprendizajes comprendidos en ellos son imprescindibles para alcanzar el perfil de egreso y esenciales para desempeñarse en la especialidad", los módulos complementarios "son aquellos que profundizan, amplían o agregan contenidos adicionales a lo que es esencial del proceso". En concreto estos módulos deben incluir temas filosóficos que por su naturaleza son de relevancia particular para los alumnos de las diferentes especialidades privilegiando el "hacer filosofía", por sobre la acumulación de conocimientos del cuerpo de la disciplina de filosofía.
2. Frente a la petición que la filosofía sea obligatoria en la educación de adultos, las mismas razones de fondo argumentadas hasta aquí, deben prevalecer. Aún más, pensando en la capacidad de decidir de estos alumnos, el Ministerio de Educación , avalado en este caso por la abrumadoramente mayoritaria opinión de los educadores de esta modalidad de enseñanza, mantendrá su propuesta al Consejo Superior de Educación de que la Filosofía sea electiva en la modalidad Humanista-Científica y Técnica-Profesional de la Formación Diferenciada de Adultos.
3. Frente a las peticiones de revisión de los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos del sector de Filosofía y Psicología para la educación media regular vigente (Decreto 220), el Ministerio de Educación, a través de su Unidad de Currículum y Evaluación, se compromete a continuar el trabajo en curso cuyo objetivo es en primer lugar elaborar un diagnóstico de los aciertos y límites de éste mismo; y en segundo lugar, formular sugerencias de cambios para su mejora.
Referencias
C.Cox, El nuevo currículum del sistema escolar, en R.Hevia, (editor) 2003, Educación en Chile, Hoy. Universidad Diego Portales, Santiago.
Ministerio de Educación, De educación cívica a formación ciudadana. Informe del Ministerio de Educación a la Comisión de Educación del Senado sobre la situación en el currículum del sistema escolar, de objetivos y contenidos de aprendizaje esenciales para la cultura y el sistema institucional democráticos. Santiago, 9 de julio de 2003.
Kerr, David (2003) An international review of citizenship in the curriculum: the IEA national case studies and the Inca archive, en, G.Steiner-Khamsi, J.Torney-Purta and J.Schwille, New paradygms and recurring paradoxes in education for citizenship: an international comparison, JAI, ElsevierScience, Amsterdam.
OECD -Unesco (2003), Literacy Skills for the World of Tomorrow. Further results from PISA 2000, Paris.

El paradigma perdido




Edgar Morin

1. LA CIENCIA CERRADA

La evidencia estéril

Sabemos muy bien que somos animales de la clase de los mamíferos, del orden de los primates, de la familia de los homínidos, del género homo, de la especie sapiens; que nuestro cuerpo es una máquina de treinta mil millones de células, controlado y procreado por un sistema genético, el cual se constituyó en el transcurso de una evolución natural a lo largo de 2 a 3 millones de años; que el cerebro con el cual pensamos, la boca con la cual hablamos, la mano con la cual escribimos son órganos biológicos. Ahora bien, este saber es tan inoperante como el que nos informa que nuestro organismo está constituido por combinaciones de carbono, de hidrógeno, de oxígeno y de nitrógeno.

Desde Darwin admitimos que somos hijos de primates, pero no que nosotros mismos seamos primates. Estamos convencidos de que, una vez descendidos del árbol genealógico tropical donde vivían nuestros antepasados, nos hemos alejado para siempre de él, y de que hemos construido, al margen de la naturaleza, el reino independiente de la cultura.

Evidentemente, nuestro destino es excepcional en relación al de los demás animales, primates incluidos, a quienes hemos domesticado, reducido, rechazado, puesto entre rejas o en reserva. Nosotros hemos edificado ciudades de piedra y acero, inventado máquinas, creado poemas y sinfonías, navegado por el espacio. ¿Cómo no creer que, aunque salidos de la naturaleza, no seamos, a pesar de ello, extranaturales y sobrenaturales? Desde Descartes pensamos contra natura, seguros de que nuestra misión consiste en dominarla, someterla y conquistarla. El cristianismo es la religión de un hombre cuya muerte sobrenatural le permite escapar al destino común reservado a las otras criaturas vivas; el humanismo es la filosofía de un hombre cuya vida sobrenatural le permite escapar a tal destino. El hombre es sujeto en un mundo de objetos, y soberano en un mundo de sujetos. Por otra parte, a pesar de que todos los hombres pertenecen a una misma especie (homo sapiens), este rasgo común nunca ha dejado de serle negado al hombre por el propio hombre, quien no reconoce a un semejante en el extranjero o insiste en acaparar para sí la plena calidad de hombre. Incluso el filósofo griego veía a un bárbaro en todo persa y un mero objeto animado en todo esclavo. Y si en la actualidad nos sentimos compelidos a admitir que todos los hombres somos tales, no por ello hemos dejado de excluir de este grupo a los que denominamos «inhumanos».

A pesar de todo, el tema de la naturaleza humana no ha dejado de planteársele al hombre de todas las épocas como un inquietante problema a resolver, desde Sócrates a Montaigne y Pascal, pero siempre lo ha sido para descubrir en ella lo desconocido, la incertidumbre, la contradicción, el error. Los interrogantes no alimentaban un conocimiento, sino la duda sobre el conocimiento. Cuando finalmente, gracias a Jean-Jacques, la naturaleza humana emergió como plenitud, virtud, verdad y bondad, éste tuvo buen cuidado en mostrarnos de inmediato que nos hallábamos exiliados de ella y en deplorar la irremediable pérdida de tal estado paradisíaco. Pero pronto hemos descubierto que este paraíso era tan imaginario como el otro.

Paradigma inencontrable en Pascal, paraíso perdido en Rousseau, la idea de naturaleza humana iba a terminar perdiendo su núcleo, convertida en blando protoplasma, gracias a la toma de conciencia de la evolución histórica y de la diversidad de las civilizaciones. Puesto que los hombres son tan diferentes en el espacio y en el tiempo y se transforman según las sociedades en las que se hallan inmersos, debe admitirse que la naturaleza humana no es más que una materia prima maleable a la que sólo pueden dar forma la cultura o la historia. Además, en la medida en que la idea de naturaleza humana se ha visto inmovilizada por el conservadurismo, con el objetivo de usarla a modo de freno frente a los cambios sociales, la ideología del progreso ha extraído la conclusión de que para que se produzcan cambios no es necesario que exista ninguna naturaleza humana. Así pues, acosada por todas partes, vaciada de virtudes, riquezas y dinamismo, la naturaleza humana aparece como un residuo amorfo, inerte, monótono: no ya como la base sobre la que se sustenta el hombre, sino como algo que ha sido superado. ¿Pero acaso la naturaleza no lleva en su seno un principio de variedad, tal como lo testimonian los millones de especies vivas? ¿Acaso no alberga un principio de transformación? ¿Acaso no lleva implícita la evolución que ha conducido hasta el hombre? ¿Privaremos a la naturaleza humana de toda cualidad biológica?

La casa cerrada

Hubiera podido esperarse que la aplicación al estudio del hombre de los métodos cuantitativos y los modos de objetivación característicos de las ciencias naturales rompería la insularidad humanista reintegrando el hombre al seno del universo, y que la filosofía del hombre sobrenatural sería uno de los últimos fantasmas, uno de los últimos focos de resistencia, que se opondrían a la creación de una auténtica ciencia del hombre. De hecho, la unificación ha tenido lugar en cuanto al método, pero no en cuanto a la teoría.

Hubo, sin embargo, algunas tentativas teóricas para anclar la ciencia del hombre sobre una base natural. En las fulgurantes páginas del manuscrito de 1844, Marx situaba en el centro mismo de la antropología, no al hombre cultural y social, sino al «hombre genérico». Lejos de oponer naturaleza y hombre, indicaba que «la naturaleza el objeto inmediato de la ciencia que trata del hombre», pues «el primer objeto del hombre —el hombre— es naturaleza». Formulaba a continuación el principio capital: «Las ciencias naturales acabarán englobando la ciencia del hombre y, a un mismo tiempo, la ciencia del hombre englobará las ciencias naturales: no habrá más que una sola ciencia». Engels se esforzó por integrar al hombre en la «dialéctica de la naturaleza». Spencer fundamentaba la explicación sociológica en la analogía establecida entre el cuerpo social y el organismo biológico, y en base a tal esquema se intentó desarrollar un darwinismo social fundado en el concepto de selección natural. Por su parte Freud buscaba en el organismo humano, y lo encontraba en el sexo, el origen de los problemas de la psique.

Ahora bien, el organicismo spenceriano no podía ir mucho más allá de triviales analogías y el darwinismo social acabó convirtiéndose en una grosera racionalización del principio de la libre competencia. En cuanto al primer movimiento teórico de Marx y de Freud retrocedió sin mayores consecuencias al no encontrar un terreno abonado para su ulterior desarrollo, y acabó siendo clasificado como «errores de juventud». Posteriormente los epígonos de la era estructuralista se esforzaron por eliminar de ambas doctrinas todo rastro de «naturalismo», al tiempo que relegaban al museo de los trastos inservibles la torpe «dialéctica de la naturaleza».

En consecuencia, la antropología de la primera mitad de nuestro siglo dio un viraje radical en relación a sus inmediatos precedentes para repudiar de forma resuelta todo vínculo con el «naturalismo». El espíritu y la sociedad humanas, únicos en la naturaleza, deben hallar su inteligibilidad no solamente en sí mismos, sino por antítesis frente a un universo biológico carente de espíritu y sociedad.

Pese a ser objeto de estudio científico bajo la guía de métodos característicos de otras ciencias, el hombre es aislado y la filiación que le vincula a una clase y a un orden naturales —los mamíferos y los primates — en ningún momento es concebida como una afiliación. Por el contrario, el antropologismo define al hombre por oposición al animal; la Cultura por oposición a la naturaleza; el reino humano, síntesis de orden y de libertad, se opone tanto a los desórdenes naturales («ley de la jungla», pulsiones incontroladas) como a los ciegos mecanismos del instinto. La sociedad humana, maravilla de organización, se define por oposición a las agrupaciones gregarias, a las hordas y a las manadas.

Así pues, el mito humanista del hombre sobrenatural es reconstituido en el propio seno de la antropología y la oposición naturaleza/cultura ha tomado la forma de un paradigma, es decir, de modelo conceptual que dirige todo su pensamiento.

Sin embargo, esta dualidad antitética hombre / animal, cultura / naturaleza, tropieza con la evidencia. Es evidente que el hombre no está constituido por dos estratos superpuestos, uno bionatural y otro psicosocial, como también lo es que no hallamos en su interior ninguna muralla china que separe su parte humana de su parte animal. Es evidente que cada hombre es una totalidad bio-psico-sociológica. A la luz de estos hechos, la antropología aislacionista se ve sometida a una serie de paradojas que es incapaz de superar. Si el homo sapiens surge de forma brusca totalmente pertrechado, es decir, dotado de todas sus potencialidades/lo mismo que Atenea emerge de Zeus o Adán de Elohim, pero de un Zeus Inexistente o de un Elohim recusado, ¿de dónde sale entonces? Si el ser biológico del hombre es concebido, no como productor, sino como materia prima que informa la cultura, entonces, ¿de dónde surge la cultura? Si el hombre vive en un marco cultural sin dejar por ello de pertenecer a la naturaleza, ¿cómo puede a un mismo tiempo ser antinatural y natural? ¿Cómo es posible dar una explicación del hombre a partir de una teoría que tan sólo hace referencia a su aspecto antinatural?

La antropología se cuida muy bien de dejar al margen tales problemas y, como sucede muy a menudo, rechaza lo inexplicable como insignificante hasta conseguir que la cuestión planteada se desvanezca y se esfume definitivamente de nuestro campo de percepción. Sin embargo, es necesario indicar que dentro de la primera mitad del presente siglo ha permanecido inexplicable incluso para la biología la relación nombre / naturaleza, y que su impotencia para resolver el problema da cuenta, no ciertamente de la postura de la antropología frente a la cuestión, sino de su propia incapacidad de análisis.

En efecto, la ciencia biológica no podía proporcionar a la ciencia del hombre ni un marco de referencia adecuado ni los medios para establecer sólidos vínculos bioantropológicos. Como mínimo, hasta comienzos de la década de los 50, se concebía la vida como una cualidad original propia de los organismos vivos. La biología se negaba a vincularse demasiado sólidamente con un universo físico-químico al que rehusaba verse reducida; se negaba a insertarse en el marco del fenómeno social que, si bien ampliamente extendido en el reino animal, e incluso en el vegetal, no era considerado, a falta de conceptos y enfoques metodológicos adecuados, más que bajo la forma de vagas similitudes. Las sociedades de abejas y hormigas, con una evidente y alambicada organización, eran relegadas a la categoría de casos excepcionales, y en modo alguno se las consideraba como signos de una sociabilidad profundamente inscrita en el universo vivo. Finalmente, la biología se negaba a considerar todas aquellas cualidades o facultades que traspasaran el marco estrictamente fisiológico, es decir, todo lo que en los seres vivos es comunicación, conocimiento, inteligencia.

Así pues, la biología se había confinado voluntariamente en el biologismo, o lo que es lo mismo, en una concepción de la vida cerrada sobre el organismo. De forma similar la antropología se refugiaba en el antropologismo, es decir, en una concepción insular del hombre. Cada una de estas ramas del conocimiento parecía tener como objeto una sustancia propia, original. La vida parecía ignorar la materia físico-química; la sociedad, los fenómenos superiores. El hombre parecía ignorar la vida. En consecuencia, el mundo parecía estar compuesto por tres estratos superpuestos y aislados entre sí:

Hombre-Cultura

Vida-Naturaleza

Física-Química


2. LA «REVOLUCIÓN BIOLÓGICA»

En los últimos veinte años la situación se ha modificado radicalmente. Y no obstante, abundan las situaciones de las que parece desprenderse que tal modificación es casi imperceptible. Ha dejado de existir la frontera adiabática que separaba los tres dominios de pensamiento indicados al final del capítulo anterior. Han aparecido una serie de brechas en el seno de cada paradigma cerrado, a través de las cuales se efectúan las primeras interconexiones que actúan, a un mismo tiempo, como aperturas hacia los otros campos, hasta aquel momento prohibidos, y como nuevas emergencias teóricas.
La lógica de lo vivo

El giro copernicano tiene lugar poco antes de 1950. Shannon (1949) con la teoría de la información, y Wiener con la cibernética (1948), inauguran una perspectiva teórica aplicable tanto a las máquinas artificiales como a los organismos biológicos, a los fenómenos psicológicos como a los sociológicos. Algo más tarde, en 1953, el esfuerzo llevado a cabo en el campo de la biología molecular consigue abrir la brecha decisiva que permite a la biología ramificarse hacia «abajo»: el descubrimiento de la estructura química del código genético por parte de los bioquímicos norteamericanos Watson y Crick.

En general todo el mundo admite que el primer acto de la «revolución biológica» lo constituye la apertura de la biología hacia «abajo», es decir, hacia el estudio de las estructuras físicos-químicas. Sin embargo, rara vez se ha dicho que tal apertura hacia «abajo» ha constituido a un mismo tiempo una apertura hacia «arriba». Por el contrario, quizá la impresión general producida por tal descubrimiento ha sido la de que una comprensión de la vida a nivel molecular alejaba más que nunca a la biología de la realidad humana. Parecía que la biología hubiera emprendido el camino de una reducción de los fenómenos vitales a un nivel físico-químico y que, por lo tanto, dentro de la polémica entre «vitalistas» y «reduccionistas» tomaba partido por estos últimos.

Efectivamente, se demostró que no hay materia viva sino sistemas vivos, es decir, organizaciones particulares de la materia físico-química. Sin embargo, cuando los que respalbaldaban la tesis triunfante insistían en los términos físico-químicos tenían cierta tendencia a ocultar la significación paradigmática de la expresión «organización particular», a pesar de que no eran otros sino ellos los que ponían de relieve la existencia de tal organización y la elucidaban de forma progresiva a lo largo de toda la década de los cincuenta.

La nueva biología no hacía otra cosa que reducir la vida celular a sus sustratos núcleoproteicos y descubría que las combinaciones e interacciones existentes entre los millones de moléculas que componen el más minúsculo de los sistemas celulares correspondían, desde el punto de vista estadístico, a sucesos altamente improbables en relación a los procesos digamos “normales”, de los que no cabía esperar otra cosa que la descomposición del sistema y la dispersión de sus componentes.

La nueva biología ha necesitado apoyarse en una serie de principios de organización desconocidos en el campo de la química: nociones tales como información, código, mensaje, programa, comunicación, inhibición, represión, expresión y control, entre otras. Todas estas nociones poseen un carácter cibernético en tanto que identifican a la célula con una máquina informacionalmente autorregulada y controlada. La aplicación a la célula, es decir, a la unidad fundamental de vida, de la noción de máquina ya constituye por sí misma un acontecimiento de capital importancia. Sin embargo este hecho no ha sido reconocido en su justo valor puesto que existe una mayor sensibilidad hacia las connotaciones mecánicas del término que a sus aspectos organizativos. A pesar de todo, no hay duda alguna de que se trata de un verdadero salto epistemológico (Gunther, 1962) en relación al esquema de la física clásica. La máquina se convierte en una totalidad organizada, no reductible a sus elementos constitutivos, que en modo alguno podrían ser correctamente descritos como entes aislados a partir de sus propiedades particulares. La unidad superior (la máquina) no puede disolverse en las unidades elementales que la integran, antes al contrario, ella es la que hace inteligibles las propiedades que éstas manifiestan. Más aún, las nociones procedentes de la teoría de la información y de la cibernética no sólo hacen referencia a máquinas altamente organizadas sino que además llevan en sí mismas una connotación antroposociomorfa. Realmente es en este hecho donde reside lo asombroso de la apertura hacia «arriba» anteriormente apuntada: información, código, mensaje, programa, comunicación, inhibición, represión, etc., son conceptos extraídos de la experiencia de las relaciones humanas y hasta entonces habían sido considerados elementos indisociables de la complejidad psicosocial. No es extraordinario que tales términos puedan ser aplicados a máquinas artificiales, pues, a fin de cuentas, el control, la regulación y el programa han sido concebidos por el hombre, integrados en el marco de sus relaciones sociales. Lo extraordinario es que tan alta organización se hallara en la misma fuente de la vida: la célula parece una compleja sociedad de moléculas regidas por un gobierno.

Llegadas las investigaciones a este estadio se hizo palmario que tanto células como máquinas y sociedades humanas podían obedecer a principios organizativos a los que la cibernética, precisamente apta para ser aplicada a tan diversas realidades, había proporcionado un primer (y rudimentario) ensamblamiento. Así pues, la nueva biología mataba tres pájaros de un tiro. Por una parte, gracias a la íntima vinculación estructural que acababa de establecer con la química, conseguía una radical inserción del fenómeno de la vida en la physis. En segundo lugar, su vinculación con la cibernética era el motor de un inaudito acercamiento a ciertas formas de organización consideradas hasta aquel momento como metabiológicas (la máquina, la sociedad, el hombre). Finalmente, el principio de inteligibilidad biocibernética se alejaba de 3a física clásica. Ésta no sólo era incapaz de prever la mínima noción organizativa de carácter cibernético, sino que incluso en su rama más compleja, la termodinámica, no conseguía más que enunciar un principio de desorganización (segundo principio).

En este aspecto concreto surgió un problema fundamental puesto de relieve por Schrödinger (1945). Mientras que el segundo principio nos habla de entropía siempre creciente, es decir, de la tendencia de la materia al desorden molecular y a la desorganización, la vida representa, por el contrario, una tendencia a la organización, a la complejidad creciente, es decir, a la neguentropía. Quedaba abierto, pues, el problema de la vinculación y la ruptura entre los conceptos de entropía y neguentropía que fue finalmente resuelto por Brillouin (1959) a partir de la noción de información. Se trata de la paradoja de la organización viva, cuyo orden informacional construido en el transcurso del tiempo, parece contradecir un principio de desorden, que se difunde en el tiempo. Como veremos más adelante esta paradoja tan sólo puede ser afrontada a partir de una concepción teórica que vincule estrechamente orden y desorden, es decir, que haga de la vida un sistema de reorganización permanente fundado en una lógica de la complejidad. Llegados a este punto dejaré de lado este problema, primordial y central a un mismo tiempo, para tratarlo a fondo en mi próxima obra (La méthode). Lo importante era señalar que la nueva biología encontró las Américas buscando las Indias, pues en el propio descubrimiento que le abría el camino hacia el universo físicoquímico topó con los principios básicos de la organización de la vida e hizo saltar en pedazos el cerrojo «de arriba» que le impedía el paso hacia las formas superiores de vida (las más complejas).

Conscientes de haber llevado a cabo una gran revolución, pero inconscientes de la todavía mucho más grande revolución que sólo esbozaban los biólogos moleculares, se limitaron a considerar los conceptos cibernéticos como un simple instrumental teórico-práctico para aprehender la más profunda realidad físico-química de la vida, y no pensaron que, de hecho, tales conceptos traducían una realidad organizativa primaria. Eso explica también la escasa atención que prestaron a la etapa metacibernética de los estudios realizados por el matemático von Neumann, quien dedicó los últimos años de su vida a trabajar sobre la teoría de los autómatas (von Neumann, 1966). Al margen de la evidente diferencia fenoménica que existe entre la máquina artificial más perfeccionada y la máquina viva más elemental que concebirse pueda, Neumann puso de manifiesto la diferencia entre la naturaleza de una y otra. La máquina artificial, una vez ha sido construida, sólo puede seguir un proceso degenerativo, mientras que la máquina viva es, aunque sólo temporalmente, generativa, es decir, posee la aptitud de acrecentar su complejidad. El carácter paradójico de tal diferencia se nos muestra palmariamente si pensamos que una máquina artificial, que es mucho menos fiable que una máquina viviente, viene, en cambio constituida por elementos que en sí mismos son mucho más fiables que los que integran a ésta. Por ejemplo, un motor de automóvil está constituido por piezas altamente verificadas, pero los riesgos de avería son iguales a la suma de los riesgos de deterioro de cada uno de sus elementos (bujías, carburador, etc.). En cambio, una máquina viva, a pesar de estar constituida por elementos de escasa fiabilidad (moléculas que se degradan, células que degeneran, etc.), difícilmente se ve privada de funcionamiento a causa de una avería pues, por una parte, es eventualmente capaz de regenerar, reconstituir o reproducir los elementos que se degradan —en otras palabras, de autorrepararse— y, por otra, es eventualmente capaz de funcionar a pesar de la «avería» local. Por el contrario la máquina artificial se limitará como máximo a localizarnos la avería una vez que ha dejado de funcionar. Más incluso, mientras que el desorden interno, o en términos de teoría de la información, el «ruido» o el error, degrada constantemente a la máquina artificial, la máquina viva funciona siempre con cierta proporción de “ruido” y el acrecentamiento de su complejidad, lejos de disminuir su tolerancia respecto al “ruido”, la aumenta. Como veremos luego, puede afirmarse que entre ciertos umbrales de tolerancia parece existir una íntima relación generativa entre el aumento de “ruido” o desorden y el de complejidad.

La complejidad fue considerada por von Neumann como una noción clave. La complejidad no sólo significaba que la máquina natural ponía en juego un número de unidades e interacciones infinitamente más elevadas que la máquina artificial, sino que implicaba también que el ser vivo se veía sometido a una lógica de funcionamiento y de desarrollo absolutamente distinta; una lógica en la que intervenían la indeterminación, el desorden y el azar como factores de auto-organización u organización a un nivel superior. Esta lógica de lo viviente es sin duda más compleja que la que nuestro entendimiento aplica a las cosas, por más que nuestro entendimiento sea ya uno de sus productos.

¿Cómo llegar a comprender la lógica de un sistema que se autoorganiza generando sin cesar sus propios elementos constitutivos y que se autorreproduce en su globalidad? Entre 1959 y 1961 se reunieron tres simposios para tratar el tema (Yovits, Cameron y von Foerster). La cosa no prosperó. Los bosquejos de una teoría de la auto-organización –a diferencia de la cibernética. Que se aplica directamente a las máquinas de la informática- no conseguían producir ninguna máquina dotada de las características propias de la vida; tampoco era posible fecundar nuevos descubrimientos concretos en el campo de la biología, cuyo objetivo primordial seguía siendo identificar químicamente las diversas unidades que componían el sistema y sus interacciones. Tales intentos de teoría eran aún demasiado formales para impulsar una investigación empírica y las subsiguientes aplicaciones prácticas. La teoría de la auto-organización permanece en estado embrionario, mal conocida, al tiempo que ocupa una posición marginal. No ha embarrancado; sólo se halla a la espera de una nueva marea.

Así que la “revolución biológica” no ha dado más que sus primeros pasos. El viejo paradigma ha sido reducido a astillas, pero el nuevo aún no ha sido constituido. Con todo, la noción de vida se ha modificado radicalmente; explícita o implícitamente, la vida se relaciona con las ideas de auto-organización y de complejidad.

La revelación ecológica

La nueva teoría biológica, por inacabada que se encuentre en el momento actual, cambia la noción de Vida. La nueva teoría ecológica, por embrionario que sea su estado, cambia la noción de Naturaleza. La ecología es una ciencia natural fundada por Haeckel, en 1873, que se propone estudiar las relaciones entre los organismos y el medio en el que viven. Sin embargo, sea que la preocupación ecológica gozaba de una atención secundaria en el ámbito general de las ciencias naturales, sea porque el medio ambiente era esencialmente concebido como un molde geoclimático, unas veces formativo (lamarckiano) y otras selectivo (darwiniano), en cuyo seno las diferentes especies viven sometidas a un desorden generalizado regido por una sola ley, la del más fuerte o el más apto, no ha sido sino en una época reciente cuando la ciencia ecológica ha llegado a la conclusión de que la comunidad de seres vivos (biocenosis) que ocupan un espacio o «nicho» geofísico (biótopo) constituyen junto con él una unidad global o ecosistema. ¿Por qué sistema? Porque el conjunto de tensiones, interacciones e interdependencias que aparecen en el seno de un nicho ecológico constituye, a pesar y a través de aleatoriedades e incertidumbres, una auto-organización espontánea. En efecto, constantemente se establecen y remodelan los equilibrios entre tasas de reproducción y de mortalidad y tales regulaciones, más o menos fluctuantes, se establecen a partir de estas interacciones. A partir de asociaciones, simbiosis o parasitismos se establecen complementariedades, que también aparecen para regular las relaciones entre animales de rapiña y presas, comedores y comidos. También se establecen jerarquías entre las diversas especies. Así pues, lo mismo que en las sociedades humanas, en las que no sólo las jerarquías, sino también los conflictos y las solidaridades constituyen algunos de los fundamentos del sistema organizado, cabe incluir entre las complejas bases que sustentan el ecosistema la competición (matching) y el reajuste (fitting). A través de las interacciones indicadas se originan una serie de ciclos fundamentales, de la planta al hervíboro y al carnívoro, del plancton al pez y al ave. Mediante un ciclo gigantesco tiene lugar la transformación de la energía solar para producir oxígeno y absorber anhídrido carbónico, ensamblando a través de una tupida red de conexiones el conjunto de seres vivos que constituyen el nicho del planeta. En este sentido el ecosistema constituye una totalidad auto-organizada. En consecuencia no es ningún delirio romántico considerar a la Naturaleza como un organismo global, como un ser maternal, siempre que no olvidemos que esta madre ha sido creada por sus propios hijos y que al utilizar la destrucción y la muerte como medios de regulación ecológica no deja de comportarse como una madrastra.

Vemos, pues, que la nueva conciencia ecológica debe transformar la idea de naturaleza, tanto en el ámbito de las ciencias biológicas (para las que la naturaleza no era más que una selección de sistemas vivos, y en modo alguno un ecosistema integrador de tales sistemas) como en el de las ciencias humanas (para las que la naturaleza era algo amorfo y desordenado).

Igualmente debe sufrir una transformación radical la concepción de la relación ecológica existente entre un ser vivo y su medio ambiente. Según el antiguo biologismo el ser vivo evolucionaba en el seno de la naturaleza y se limitaba a extraer de ella energía y materia, dependiendo de ella, únicamente, para su alimentación y sus necesidades físicas. Debemos a Schrödinger, uno de los pioneros de la revolución biológica, la idea capital de que el ser vivo no se alimenta exclusivamente de energía, sino también de entropía negativa (Schrödinger, 1945), es decir, de organización compleja y de información. Esta proposición ha sido desarrollada posteriormente desde diferentes enfoques y puede avanzarse la conclusión de que el ecosistema es co-organizador y coprogramador del sistema vivo que engloba (Morin, 1972). Esta proposición implica una enorme consecuencia teórica, pues postula que la relación ecosistémica no es una relación externa entre dos entidades cerradas, sino una relación integradora entre dos sistemas abiertos que, constituyendo cada uno de ellos un todo por sí mismos, no dejan de formar parte el uno del otro. Cuanto mayor es la autonomía de la que goza un sistema vivo, mayor es su dependencia con relación al ecosistema En efecto, la autonomía presupone la complejidad, la cual a su vez presume la existencia de una gran riqueza de relaciones de todo tipo con el medio ambiente, es decir, depende de interrelaciones que se corresponden con gran exactitud a las dependencias que son las condiciones de la relativa independencia. La sociedad humana, lo más emancipado que existe respecto a la naturaleza, recibe su autonomía de multidependencias. Cuanto mayor es la complejidad del orden eco-sistémico, más apto es éste para proporcionar a la sociedad una enorme riqueza y diversidad de objetos y productos, para alimentar la riqueza y diversidad del orden social, es decir su complejidad. La individualidad humana, la quintaesencia de esta complejidad, es lo más emancipado y ligado a la sociedad de todo cuanto existe. El desarrollo y mantenimiento de su autonomía se hallan ligados a un gran número de dependencias educativas (prolongada escolaridad, prolongada socialización), culturales y técnicas. En otras palabras, la dependencia/independencia ecológica del hombre se encuentra en dos niveles superpuestos e interdependientes, el del ecosistema social y el del ecosistema natural. Y apenas estamos empezando a descubrirlo...

La ecología, o mejor aún, la ecosistemología (Wilden, 1972) es una ciencia que acaba de nacer, pero ya constituye una aportación de capital importancia a la teoría de la auto-organización de lo vivo. En lo que se refiere a la antropología, rehabilita la noción de Naturaleza y enraiza al hombre en ésta. La naturaleza deja de ser algo desordenado, pasivo y amorfo para convertirse en una totalidad compleja. El hombre ya no es una entidad cerrada respecto a esta totalidad compleja, sino un sistema abierto que goza de una relación de autonomía/dependencia organizativa en el seno de un ecosistema.

La revelación etológica

La etología, que proyecta a la biología hacia “arriba” ha tomado el vuelo con pleno éxito durante la última década. Sin embargo, el éxito del que goza en la actualidad no debe hacernos olvidar que ha sido necesario el transcurso de muchos años para que la obra de una serie de pioneros solitarios que observaban los comportamientos animales en su medio ambiente natural, y no en el marco de las condiciones simplificadas de laboratorio, haya desembocado en un primer desarrollo. Mientras que la ecología modifica la idea de naturaleza, la etología modifica la idea de animal. Hasta su eclosión el comportamiento animal parecía hallarse regido, unas veces por reacciones automáticas o reflejas, y otras por pulsiones automáticas o «instintos», ciegos y extraordinariamente lúcidos a un mismo tiempo, cuya función era la de saciar la necesidad de salvaguarda de la supervivencia y de reproducción del organismo. Los primeros descubrimientos etológicos nos indican que el comportamiento animal es a la vez organizado y organizador. Desde los primeros pasos en las investigaciones etológicas han emergido las nociones de comunicación y de territorio. Los animales se comunican, es decir, se expresan de forma que determinados comportamientos específicos son recibidos e interpretados como mensajes (Sebeok, 1968).

Los mensajes no son exclusivamente sonoros, como por ejemplo el canto de las aves. Encontramos asimismo mensajes visuales, (gestos, mímicas), olfativos (secreción de substancias químicas, feromonas, que comunican un determinado mensaje al vecino o a la pareja). Se hubiera podido creer que tales comunicaciones son extremadamente simples y que tan sólo conciernen a las relaciones sexuales. De hecho, se han visto desarrollarse, ya sea sobre una base analógica, ya sea sobre una base digital, o incluso a través de una combinación de ambas, ciertos comportamientos simbólicos o rituales, no por cierto con una exclusiva función de hacer la corte, sino también de cooperación, de aviso, de amenaza, de sumisión, de amistad, de juego. Es digno de mención el que no sean raras las ocasiones en las que un comportamiento significante, emergido de una situación dada, se transporte fuera del marco de tal situación concreta para expresar un mensaje simbólico. Por ejemplo, un oca gris hembra para manifestar a un macho su dilección simulará una demanda de protección contra un ataque imaginario de forma que venga a significar: «tú eres mi jefe» (Lorenz, 1969). Son numerosas las especies de aves cuyo comportamiento de sumisión puede expresarse abriendo de forma acusada el pico, lo que equivale a imitar el comportamiento infantil de dependencia; el comportamiento de amistad puede expresarse por el gesto de ofrecerle una ramita a un compañero, trasposición a un dominio no sexual de" invitación matrimonial a «hacer un nido juntos» (Wickler 1971). A un nivel más general, imitar al niño o a la hembra puede significar someterse u ofrecer sus respetos.

Por otro lado, tal como ya había subrayado Bateson (1955), el luego animal supone una comunicación sobre la naturaleza de la comunicación
(metacomunicación). Mordisquear parece equivalente a morder, pero significa todo lo contrario, jugar, es decir amistad, no conflicto; el pseudoconflicto lúdico se convierte en la expresión de armonía. Vernos, pues, en aquello que parecía ser lo más evidente y lo más simple, el juego, emerge la complejidad comunicativa que, por otra parte, alcanza su pleno desarrollo en la artimaña, el fingimiento y el camuflaje.

Acabamos ver que las comunicaciones animales cubren un complejo campo semiótico y, desbordando con mucho el marco de relación sexual, hacen referencia a una inmensa variedad de relaciones interindividuales: sumisión, intimidación protección, rechazo, elección, amistad. Además se hallan ligadas a fenómenos básicos de organización tales como la regulación demográfica, la adecuación o la protección del territorio.

Se ha insistido acertadamente en la importancia que posee la noción de territorio para la mayor parte de las especies animales, pero ciertos investigadores han caído en el error al aislar dicha noción, o han intentado transformarla en la piedra angular de la etología (Ardrey, 1967). De hecho, el territorio es la aplicación a nivel espacial (mapping) de una organización multidimensional de la vida animal, es decir, no sólo la ordenación de la esfera de actividades de un individuo, pareja o grupo, sino también la organización de la relación con otros, el animal o el pueblo de otro territorio.

Profundizando en su análisis, la etología descubre que muy a menudo el sistema de comunicaciones une a los individuos en una relación social hasta el presente invisible y aquello que daba la impresión de un agrupamiento informe no es raro que se nos aparezca como un orden organizado. El gallinero no es un harén desordenado sometido al gallo, sino una sociedad rígida, jerarquizada según el pecking-order, el orden de prioridad en el merodeo que establece un rank-order preciso entre las gallinas; la manada de lobos no es una horda conducida por un macho que la domina, sino una sociedad en la que la jerarquía se establece según un ritual de sumisión y que sabe usar de la estrategia colectiva tanto en el ataque como en la defensa (despliegue de fuerzas para cortar el camino al enemigo, maniobras de distracción en la retaguardia para cubrir la retirada al grueso de la tropa).

La revelación biosociológica

Es sabido que la sociología humana se creía como un fenómeno sin precedentes en el mundo vivo y que las únicas sociedades reconocidas, las constituidas por las hormigas, las termitas y las abejas, parecían ser, no sólo excepciones extraordinarias, sino monstruosos ejemplos de antisociedades fundadas exclusivamente en la obediencia a un «instinto ciego». Por su lado, el biologismo no poseía ni los conceptos ni la voluntad necesarios para liberarse de su paradigma organísmico y concebía las sociedades organizadas de insectos como casos particulares de una especie concreta, y no como desarrollos particulares de una sociología animal generalizada. La sociología animal, ciertamente de un modo en extremo curioso y revelador, emerge de la periferia de la etología.
Actualmente se ha podido construir una noción de sociedad al interrelacionar los diferentes datos que nos han sido puestos de relieve por la etología. Esta sociedad habilita y defiende, por supuesto, su base territorial y está estructurada jerárquicamente, pero esta jerarquía es la resultante de competiciones y conflictos que se resuelven de forma provisional a través de relaciones interindividuales de sumisión/dominación. Éstos, concatenados, constituyen precisamente la jerarquía. A un mismo tiempo la sociedad implica solidaridad frente a enemigos y peligros externos y suscita actividades de cooperación, muy a menudo sutilmente organizadas y diferenciadas. La riqueza de comunicaciones a través de signos, símbolos y ritos es precisamente función de la complejidad y multiplicidad de las relaciones sociales. La enorme diferencia que existe entre un individuo y otro, entre las aves y extraordinariamente palmaria en el caso de los mamíferos, determina y acrecienta esta complejidad tal como veremos más adelante.

Tales hechos significan que la sociedad, concebida como organización compleja de individuos diversos, fundada a un mismo tiempo sobre la competición y la solidaridad y conllevando un rico sistema de comunicaciones, es un fenómeno extraordinariamente extendido en la naturaleza, Y esto es sólo el comienzo de la prospección.

Sea como fuere, la sustitución de las nociones de horda, banda y colonia por la de sociedad se hace necesaria desde el momento en que se descubre cuán compleja es la organización de estos grupos. Nuevamente nos encontramos con que alrededor del concepto de organización emerge una nueva complejidad biosociológica y que alrededor del concepto de complejidad nos muestra su faz la organización social.

Así pues, en lo sucesivo se podrá considerar que la sociedad es una de las formas fundamentales más ampliamente difundidas de la autoorganización de los sistemas vivos, desigual y diversamente desarrollada. En consecuencia la sociedad humana aparece como una variante prodigiosamente desarrollada del fenómeno social natural, y la sociología —ciencia humana— pierde su insularidad para convertirse en la cima más elevada de la sociología general —ciencia natural (Moscovici, 1972). Las consecuencias de la etología y de la sociología animal son asimismo mortales para el paradigma cerrado del antropologismo. Se nos muestra con toda claridad que ni la comunicación, ni el símbolo, ni el rito son exclusivos del hombre, sino que todos ellos hunden sus raíces en coordinadas espacio-temporales muy lejanas de la evolución de las especies.

Así como es evidente que la especie humana no ha inventado los comportamientos de cortejo y sumisión, la estructuración jerárquica del grupo, la noción de territorio (Cosnier, 1969), no lo es menos que la sociedad no es una invención humana. Digamos de paso que ciertos caracteres que parecen ser propios de las sociedades humanas (vinculación ambigua y compleja entre conflictos y solidaridades, entre oposiciones y complementaridades, combinación de individuos diferentes en un mismo sistema de comunicación-organización) emergen ya de forma clara en una serie de sociedades animales. No puede contraponerse ya por más tiempo el orden social humano al desorden de los comportamientos animales, ni las incertidumbres complejas que reinan en el seno de las sociedades humanas (el margen de variabilidades, conflictos y tensiones que presuponen) a la supuesta coerción mecánica que reina en los grupos animales. En las sociedades animales, y especialmente en las de los mamíferos, existe un orden complejo que supone un cierto desorden o «ruido» como ingrediente indispensable a su propia complejidad. Todos estos aspectos que han sido simplemente esbozados en la etología animal, se pusieron de manifiesto de forma súbita en los magníficos trabajos de primatología de la última década. En ellos ya no es sólo la idea de sociedad la que cambia, es también la idea de mono y la idea de hombre.